Un puertorriqueño vale menos que un texano o un floridano
Es la sensación que despertó en la isla la tardía respuesta de la Casa Blanca tras el paso del huracán María y la llegada de Donald Trump, quien “protagonizó momentos como lanzar rollos de papel higiénico a la muchedumbre, como si más que ciudadanos de su país fueran refugiados a los que se les estuviera haciendo un acto de caridad”, relata el columnista de El Heraldo Aldredo Ramírez Nárdiz.
“¿De verdad creyeron que iban a ser tratados en igualdad a un habitante de Miami? Pónganse en el pellejo de Trump. ¿Votan los puertorriqueños en EEUU? No”.
El escritor recuerda que “en 1898 (Puerto Rico) pasó de ser colonia española a ser colonia gringa. Y como tal son tratados. No votan. Y quien no vota no cuenta”.
Maduro intenta replicar una dictadura como la de Cuba, pero difícilmente lo logrará
“Maduro se ha quitado la careta, y actúa cada vez más como un dictador al estilo de Fidel Castro”, opina Andrés Oppenheimer sobre el régimen venezolano, que cada vez se parece más al cubano, lo que se nota en aspectos como el éxodo masivo de sus ciudadanos.
Sin embargo, el columnista de El Nuevo Herald resalta que hay grandes diferencias: “Venezuela no es una isla, como Cuba, y no estamos en la década de 1960. Maduro enfrenta un creciente aislamiento internacional y no puede esperar que Rusia o China lo subsidien eternamente”.
Según el escritor, lo más importante es que “los venezolanos todavía tienen sus reflejos democráticos profundamente arraigados”, por lo que “no le será fácil anestesiar a la sociedad y consolidar una dictadura a largo plazo, como la de Cuba”.
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Esto, según el columnista Ignacio Mantilla que además menciona que el programa educativo del Gobierno, que por cierto ha generado descontento en los estudiantes de universidades públicas, tiene “costos cuestionables”, pues “con un tercio de lo que reciben las universidades públicas (forman a 600.000 estudiantes) se financiará a sólo 40.000 estudiantes de SPP”.
Mantilla, en su columna de El Espectador, propone cinco cambios: el primero, que los pilos “puedan elegir la universidad (pública o privada) y no únicamente para iniciar en el primer semestre del año siguiente”; el segundo: que la universidad sea quien pague el dinero de las matriculas cuando el estudiante desista, y no al contrario; el tercero, que los bachilleres compitan por regiones y en igualdad de condiciones, según su calidad de estudio.
Las dos últimas propuestas tienen que ver con la independencia de los beneficiados, es decir, que los “pilos” puedan tener la misma cantidad de dinero cada semestre y decidir si lo invierten todo en la matricula o en sostenimiento; y la movilidad de los estudiantes en las universidades.
“En Cataluña se juega algo más, mucho más, que la unidad política de España”
Asegura Fernando Cepeda en El País, que agrega que la situación es “dramática”por la autonomía que quiere asumir, a través de los dos referendos que se celebrarán este domingo, uno en Lombardía y otro en la región del Véneto.
Según el columnista, “el Rey, el presidente Rajoy, los partidos políticos, los empresarios, la sociedad civil y sus correspondientes en Cataluña”, tiene una gran responsabilidad con esta decisión.
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