No se han podido erradicar los asesinatos en Bocagrande, ni la guerra intestina entre bandas criminales en ‘La Heroica’, y a pesar de eso se eligió a esta ciudad para protocolizar, ante el mundo, el acuerdo suscrito con las Farc, señala Abelardo de la Espriella en su columna de El Heraldo.

Según el abogado, Cartagena está en un inmejorable posicionamiento geográfico que la convierte en un corredor ideal para el tráfico de armas y drogas, además en la ciudad hay 2.000 personas con detención domiciliaria. “Si Cartagena está así de descojonada, ¿qué se deja para el resto del país, pero, sobre todo, para aquellos pueblos en los que el Estado nunca ha hecho presencia?”, concluye.

Los que hemos sido víctimas de las Farc somos al parecer los que más apoyamos el proceso

Así sucede con Yolanda Pinto, esposa del asesinado gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa, que hizo un proceso interno de sanación, de perdón para los verdugos de su marido, destaca Felipe Zuleta Lleras en su columna de El Espectador.

“Pero como ella hay millones de víctimas que van a votar Sí, dejando de lado odios”, y agrega que ellos lo hacen porque entienden que la única manera que los colombianos podamos vivir en paz es desarmando los espíritus. Por último, él considera que ver bajar el cartel de las Farc es lo más importante que le ha pasado al país desde el plebiscito de 1957 que les otorgó el voto a las mujeres colombianas.

Estamos en la era de la política posverdad

El inventor del término, David Roberts, se refería a los políticos que negaban el cambio climático, pese a toda la evidencia científica que existía al respecto, explica Soledad Gallego-Díaz en su columna de El País de España.

Después de seis años la expresión época posverdad está presente en multitud de análisis en medio mundo, asegura. “Se está utilizando la mentira en política de una manera más intensa y con mayor capacidad de penetración que nunca, advertía The Economist”. La columnista asegura que cada vez más políticos se incorporan a la época posverdad, sin que los medios de comunicación hayan sido capaces de frenar ese avance ni las opiniones públicas sean capaces de castigar esa actitud.

Algunos tratan de aplicar con las Farc lo de “más vale un mal arreglo que un buen pleito”

Sin embargo, es una analogía errada porque el “Acuerdo para construir una paz estable y duradera” es lo contrario: un buen arreglo, que es mucho mejor que un mal pleito, expresa Mauricio Cabrera Galvis en su columna de El Universal.  Y destaca que votar ‘sí’ es un buen arreglo porque por las buenas se acaba la guerrilla más antigua de América. También lo es para el ejército porque tendrá el monopolio de las ramas y es bueno para la economía porque llegarán más turistas y el campo se podrá desarrollar con equidad.

Por el contrario, votar ‘no’ y rechazar el acuerdo es continuar un mal pleito: significa gastar más en materiales de guerra que en la educación o la salud. Asimismo es seguir tratando de acabar con las Farc a bala, sin garantía de hacerlo, como ha pasado en cinco décadas.

El período de Andrés Pastrana como presidente fue estéril y su negociación con las Farc un fiasco

El exmandatario se igualó con ‘Tirofijo’ en la selva fundido en un abrazo, para impresionar a los votantes, y luego el zorro de mil batallas lo dejó con la silla vacía en la instalación del proceso, resalta Carlos Alberto Giraldo en su columna de El Colombiano.

“Santos no anduvo la trocha para ir por la foto con ‘Timochenko’”, además, añade el columnista, “dejó las conversaciones en manos de dos negociadores probos e inteligentes como Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo, antes de verse la cara con el Secretariado apenas en septiembre de 2015”. Giraldo recuerda que en cambio Pastrana dejó de negociador a Victor G. Ricardo cuya imagen fumando puros en el Batallón Cazadores en San Vicente del Caguán, después de desalojar al Ejército de 42.000 kilómetros cuadrados, no olvido.

Giraldo considera absurdas las declaraciones que hizo Pastrana al diario ABC de España, donde entre otras cosas dijo que las Farc seguirán con “socios como ‘El chapo’ Guzmán, Al Qaida y el Cartel de los Soles venezolano”. ‘El chapo’ está en la cárcel, Al Qaeda desplazado por el EstadoIslámico y el Cartel de los Soles trabaja en llave perfecta con el narcotráfico de Colombia desde los tiempos del gobierno del mismo Andrés Pastrana, concluyó el columnista.

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