País polarizado

John Jairo Varela Ospina opina en su columna de El Diario del Otún que actualmente hay tres clases de colombianos, los ‘uribistas’, los ‘uribestias’ y los ‘antiuribistas’, y describe las características de cada uno de ellos. El texto no tiene desperdicio.

Por ejemplo, sobre el colombiano ‘uribestia’ explica: “Ese pobre ni oye, ni ve, ni entiende. Para él, Uribe Vélez es lo máximo, porque durante ocho años Caracol y RCN dijeron eso. Todo lo bueno que pasa en este mundo lo ha hecho él y el que hable mal de su ídolo –incluyendo a su mamá y sus hijos– es un guerrillero, narcoterrorista, que sólo quiere convertir este país en otra Venezuela.

Pero al final, concluye el columnista, si nos enfermamos, “todos, incluyendo “uribistas”, “uribestias” y “antiuribistas”, tenemos que madrugar a las dos de la mañana para que nos atiendan, seis horas después y durante quince minutos, y nos receten acetaminofén e ibuprofeno, drogas maravillosas contra la gripa, zika, tuberculosis, cáncer y sida.”.

Es hora de que Latinoamérica se oponga a la corrupción

Luis Alberto Moreno considera que la región “se librará algún día de su herencia de debilidad institucional” y explica en su columna de El País de Montevideo que “los países necesitan tres ingredientes para combatir la corrupción: un sólido marco legal, líderes comprometidos y el apoyo público sostenido”.

El presidente del BID opina que “-la movilización popular contra la corrupción- ha sido el más difícil, ya que los latinoamericanos históricamente tendieron a tolerar a los políticos ladrones. Los brasileños hasta tienen un dicho para perdonar las malversaciones: “rouba mas faz” (roba, pero hace)”.

El problema es Piqué

“Parece que al Barça no le gusta el uso que Piqué hace de Periscope”, cuenta Alfredo Relaño, que dedica su más reciente columna de As a la polémica desatada en España sobre el uso de esta red social por parte de los futbolistas.

El escritor recuerda que “no fue por Periscope como le vimos agradecer a Kevin Roldán que con él empezara todo. Ni fue por esa red como le vimos maltratar de palabra a un guardia urbano o escupir por la espalda a Pedro Cortés, escenas odiosas donde las haya […] Antes de Periscope atizaba todos los fuegos posibles por Twitter, sin perdonar una ocasión” y concluye: “El problema lo lleva él consigo. A los demás no les pasa”.

El triste final de una gran carrera

El Tiempo trata en su editorial el caso de dopaje de María Luisa Calle, y opina que “Es importante que la ciclista colombiana insista con valor en su inocencia”.

Por otro lado, el medio se pregunta por qué esta vez —a diferencia de 2004— no ha tenido respaldo de Coldeportes, el Comité Olímpico Colombiano o la Federación Colombiana de Ciclismo.

“Y preocupa que su caso no ha sido el único recientemente en Colombia. Hace poco, muestras de los también pedalistas Rafael Infantino e Iván Parra dieron resultado positivo por la misma sustancia”, agrega el texto.

¡Vamos a teatro!

“Cuando se le apuesta con tanta pasión a la cultura, cosas buenas empiezan a pasar”, dice el editorial de El Espectador sobre el 15º Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, del que resalta sus impresionantes cifras.

“Son cientos de compañías de teatro a lo largo y ancho del país que con las uñas buscan sobrevivir entre la falta de audiencia y de presupuesto”, denuncia el medio. “Ojalá esta sea una oportunidad para que asistamos en masa a ver las historias que están contando.”

El valor de la FLIP

Catalina Ruiz-Navarro destaca en su columna de El Heraldo el trabajo de la Fundación para la Libertad de Prensa, a propósito de su aniversario 20, y la declaración de “crimen de Estado” hecha por la Fiscalía sobre el homicidio de Jaime Garzón esta semana.

Sin el trabajo de la Flip, opina la columnista, “las muertes de los 152 periodistas asesinados en Colombia desde 1977 no serían entendidas como un ataque a la libertad de expresión, serían una contingencia más de un conflicto interno en donde no sobreviven ‘los sapos’”.

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