Se cree que la población con cáncer aumentará a 4.000 personas, pero solo tenemos capacidad para 1.600”, advirtió a El Espectador el doctor Germán Ríos, presidente de la Asociación Colombiana de Medicina Nuclear.

Hoy, las unidades médicas con capacidad para hacer estudios de análisis del cáncer o realizar terapias metabólicas o cardiología nuclear, operan a media marcha porque “no hay autorización para ingresar el material radioactivo que sirve como insumo”, comentó Ríos al periódico.

Entre los exámenes y tratamientos que están siendo restringidos están las gammagrafías o el PET/CT, que se practicó el presidente Juan Manuel Santos en Estados Unidos, y también la aplicación del yodo radioactivo para tratar pacientes con problemas en la glándula tiroidea.

Por este hecho, la probabilidad de recuperación de pacientes con algún tipo de cáncer bajó del 97 % al 80 %, precisó Ríos al periódico.

La normatividad

Colombia es un país que tiene normas muy estrictas para el manejo de materia radioactivo. Según dijo a El Espectador la viceministra de Minas y Energía, Rutty Paola Ortiz, las autoridades buscan la “protección y la seguridad radiológica” de las personas que están expuestas a la radiación.

Mediante la resolución 90874 de 2014 expedida por el ese ministerio, se establecieron los requisitos y las condiciones mínimas que deben cumplir los operadores que prestan servicios de medicina nuclear.

Sin embargo, dice Ríos, la regulación expedida es excesiva por cuanto los elementos radiactivos y sus desechos no exceden los límites permitidos.

Por ejemplo, explicó el médico, la cantidad de partículas radiactivas que expulsa un paciente en la orina son “1.000 veces menores que lo recomendado por el Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas (OIEA)”, pero en Colombia se obliga a que estos residuos se sometan a un tratamiento antes de que entren en contacto con el medio ambiente.

Pese a que la mayoría de las unidades especializadas carecen de elementos necesarios para trabajar, en Medellín expertos en medicina nuclear afirman que están en capacidad de producir material radioactivo para el tratamiento contra el alzhéimer, informó El Colombiano.

“Con esta tecnología ya en el país, creo que en uno o dos años estaremos hablando del PiB ( Componente B Pittsburgh) como algo rutinario”, comentó para ese diario el médico  Luis Felipe Colmenter.

Las entidades de control designadas para vigilar que estos centros cumplan con las estipulaciones técnicas son el Invima, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Minas y el Instituto Geológico Colombiano que, señaló Ríos, tiene profesionales que no saben de práctica hospitalaria.

La viceministra Ortiz dijo que ellos no tienen “por qué cumplir con los mismos perfiles profesionales que sus usuarios” para con la normatividad vigente.

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