Las Farc advirtieron que el acuerdo de paz fracasará si se bloquea el sistema especial de justicia para los guerrilleros, a pocas horas de completar la entrega de más del 60% de sus armas a la ONU.

“Nosotros decimos que si la Justicia Especial para la Paz (JEP) es tumbada por aquellos que no quieren la concordia de los colombianos, pues entonces estaríamos prácticamente a las puertas de un fracaso del proceso” de paz, dijo el jefe negociador de las Farc, Iván Márquez, en entrevista con Caracol Radio.

La guerrilla prevé terminar este miércoles la entrega de un segundo lote con 30% de sus armas a la ONU -a cargo de este proceso-, con lo que habrá consignado más del 60% del arsenal en manos de sus más de 7.000 combatientes.

El artículo continúa abajo

Las Farc, que firmaron en noviembre un histórico acuerdo de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos, están preocupadas por la falta de garantías judiciales, como la demora en la aprobación de una ley que permitirá la reglamentación de la JEP, con la que se juzgará a guerrilleros, militares y civiles por delitos cometidos en el marco del conflicto.

Desde Oslo, en Noruega, la representante de las Farc ‘Victoria Sandino’ también expuso su inquietud por las dificultades que podría tener el trámite de la JEP en el Congreso, según publicó Blu Radio.

“A estas alturas (JEP) está en trámite en una etapa en la que está entrando las campañas electorales en Colombia, tanto para Presidencia como para Congreso en donde además el Gobierno comienza a resquebrajarse su Unidad Nacional es decir que no hay garantías 100 por ciento de que esa reglamentación sea aprobada”,

dijo Sandino.

El pacto de paz estipula amnistías a guerrilleros por delitos políticos. Los acusados de crímenes graves que confiesen podrán evitar la cárcel y recibir penas alternativas. Si no lo hacen, y son declarados culpables, serán condenados a penas de ocho a 20 años de prisión.

Sin la JEP los insurgentes quedarían expuestos a la justicia ordinaria “que dice que los máximos responsables son exclusivamente los guerrilleros”, según Márquez. En esas circunstancias, “quedaríamos expuestos a terminar o presos o extraditados o muertos”, apuntó.

La analista política Angelika Rettberg considera que se podrían “modificar” o “recortar” los términos acordados en la JEP. “Hay una posibilidad real de que se renegocien. La Corte Constitucional ha expresado algunas críticas, la Fiscalía también y al mismo tiempo el gobierno está perdiendo su fuelle en la coalición en el Congreso”.

El martes, ‘Márquez’ también reclamó a Santos más agilidad en la entrega de amnistías e indultos. El presidente reconoció que deberían haber “más amnistías de las que tenemos en este momento”, pero atribuyó a los jueces las demoras.

Desarme y caletas

Los guerrilleros deben completar la entrega del 60% de sus armas en los 26 puntos donde están concentrados y donde la ONU guarda el arsenal en contenedores para su posterior destrucción. El restante 40% deberá ser entregado el 20 de junio.

Una parte de este material fue consignado en un acto simbólico el martes en La Elvira (Cauca, suroeste). Se trató de la primera vez que se exhibía la dejación de armas de las Farc.

“Creo que fue muy prudente mostrar la seriedad con que se está trabajando”, destacó Javier Pérez Aquino, jefe de observadores internacionales de la misión de Naciones Unidas en Colombia.

Pero aún faltan las armas de los milicianos y la ubicación y extracción de armamento de más de 900 caletas o depósitos enterrados por las Farc, para que sea destruido por la ONU a más tardar el primero de septiembre.

Se ha detectado “una buena cantidad de caletas”, con “granadas, minas, explosivos caseros o convencionales, municiones de distintos calibres”, detalló Aquino.

Según ‘Márquez’, 500 caletas “contienen material de guerra inestable, es decir explosivos” que se destruirán “in situ” y 400 tiene armas.

Sabor agridulce

Dejar las armas tuvo un sabor agridulce para algunos como Tania Narváes, una de las guerrilleras que el martes entregó su fusil en La Elvira y recibió un certificado de la ONU, pasos que los rebeldes deben seguir para su transición a la vida civil.

Sentí “al mismo tiempo tristeza y descanso porque le estamos demostrando al país lo que nosotros dijimos: que íbamos a dejar las armas y lo estamos haciendo”, dijo la joven de 25 años, vestida de civil y con un chaleco blanco con las siglas Farc.

Los sentimientos encontrados de Tania, miembro de las Farc hace 11 años, también se reflejaron en el rostro de Yurley Quintero (26), con nueve años en la guerrilla.

“Aquí todos vemos que el fusil es parte de uno porque es (…) el que nos ha defendido por tanto tiempo. Entonces es como que dejamos un pedacito de nosotros allí”, expresó.

Sin ver claro qué les depara el futuro, guerrilleros como estos dependen del éxito del acuerdo para superar medio siglo de guerra interna, que ha causado al menos 260.000 muertos y 60.000 desaparecidos.

Con AFP