La idea, formulada por la directora del Instituto de Bienestar Familiar, cuenta con el respaldo político de numerosos legisladores y parece contar con un abrumador apoyo popular, según el medio, que señala:

La rabia y la indignación que muchos colombianos han expresado en estos días es síntoma del dolor acumulado que genera vivir en un país hostil hasta para los más indefensos. Con todo, eso no es motivo para sucumbir ante los cantos de sirena del populismo punitivo.

dice El Espectador en su editorial.

En su planteamiento, el medio se pregunta si luego de la violación y muerte de la niña Yuliana Samboní, el país debe considerar un modelo de justicia que privilegia la venganza:

Es en estos momentos de justa rabia cuando una sociedad tiene que mirarse al espejo y hacerse las preguntas fundamentales: ¿queremos construir nuestro sistema penal, el más invasivo, por definición, de las libertades individuales, sobre una idea de venganza o darle un propósito de rehabilitación?

se pregunta el editorialista.

Según las reflexiones del medio, no está probado científicamente que no sea posible la rehabilitación de los violadores, la cadena perpetua tampoco es una medida que los disuada de no cometer sus crímenes y su adopción implicaría renunciar a la política criminal pensada en la resocialización.

Agrega que esta idea es costosa, por lo que los recursos deberían destinase a la investigación, acabar la impunidad y la prevención.

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