A simple vista, algunas baldosas y adoquines se ven inofensivos. Por eso, en época de lluvias, muchos bogotanos terminan siendo sus ‘víctimas’, porque se descuidan por esquivar charcos o evitar que un carro los moje.

El resultado es incómodo y asqueroso: medias y zapatos empapados durante toda la jornada laboral con agua sucia que ha estado estancada y escondida durante varias horas.

El artículo continúa abajo

En ocasiones, el ‘chispoteo’ no solo moja al que pisa la baldosa, sino también a las personas que caminan a su lado.

Pulzo muestra una de estas trampas, que también existen por el descuido o falta de mantenimiento del Distrito, ocupado en tapar los huecos que afectan las calles de la ciudad.