El aviso se publicó en varios diarios y llamó la atención por el mensaje que transmitía:

Aviso

Sin embargo, en un análisis que publicó Las 2 Orillas, Johnattan García Ruiz, coordinador de la Clínica de Medio Ambiente y Salud Pública (MASP) de la facultad de Derecho de la Universidad de Los Andes, concluyó que “la información presentada resulta siendo verdades a medias, con el único propósito de desinformar y generar miedo en los colombianos”.

García Ruiz agrega que el aviso es “bastante reprochable” porque no solo “intenta generar pánico entre los tenderos sino entre la comunidad en general, buscando promover desde ya el mayor rechazo posible a una medida como el impuesto a bebidas azucaradas”.

Y comienza por una consideración obvia frente a la primera aserción del aviso de Fenalco que afirma que “el impuesto a las bebidas azucaradas no es el fin de la obesidad”. “¿Acaso quién ha dicho esto?”, pregunta, con razón, García Ruiz. “Que yo sepa, ni el ministro Alejandro Gaviria, ni Educar Consumidores (uno de los principales promotores del impuesto desde la sociedad civil), ni académico alguno ha dicho que el impuesto a las bebidas azucaradas es el fin de la obesidad. A ninguna persona seria en el asunto se le ocurriría afirmar semejante cosa”.

Pero advierte que el hecho de que el impuesto a las bebidas azucaradas no sea la llave mágica “no puede significar entonces que debemos cerrarnos a una política pública que contribuya a que los colombianos le bajemos al azúcar”.

Sobre la segunda aserción del aviso de Fenalco (“El impuesto a las bebidas azucaradas es el fin de las tiendas de barrio que generan los ingresos de miles de familias que las atienden”), el académico dice que esto “es simplemente falso, absurdo”. “Según eso, entonces gracias al impuesto en bebidas azucaradas, en México ya no hay tienditas tradicionales. Claramente no es cierto”.

Para corroborar la afirmación del aviso de Fenalco según la cual “en México cerraron 30.000 tenderos como consecuencia de la imposición de tributos”, García Ruiz consultó la fuente citada (Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes – Anpec) que publicó en su web un artículo de El Universal (de México) titulado ‘Cierran 25 mil tienditas en 2014’.

La información daba cuenta de que los cierres no se atribuyen únicamente al impuesto a las bebidas azucaradas, “empezando porque en México no solamente se gravaron bebidas sino en general alimentos con alto contenido calórico, lo que afectó a diversos productos en las tiendas”, subraya García Ruiz.

El artículo publicado por Anpec hace dos años también cita una estimación de Euromonitor International que establece que, en ese país, “desaparecen entre ocho y 10 tiendas tradicionales por la apertura de una tienda como Oxxo”. Este fenómeno no es único en México, agrega García Ruiz. “En Colombia también vemos el auge de tiendas como Oxxo, Éxito Express, D1, Justo & Bueno, Metro, etc.”, dice y pregunta qué hace Fenalco para proteger “a las tiendas colombianas, y las miles de las familias que las atienden, de la expansión de las grandes cadenas que cada vez se toman más y más barrios”.

También recuerda que estrategias como la de Fenalco no son nuevas en el gremio de los comerciantes en todo el mundo. Uno de varios ejemplos que emplea es el de Estados Unidos, en donde “la industria ya ha gastado más de 10 millones de dólares en anuncios publicitarios, también bastante reprochables, en contra del referendo que se realizará en San Francisco, Oakland y Albany para implementar un impuesto a las bebidas azucaradas”.

“Ya vemos cómo la industria de bebidas empezó a mover cielo y tierra para frenar el impuesto a las bebidas azucaradas en nuestro país. Estaremos atentos a la siguiente movida”, remata García Ruiz.

Sobre los tenderos, Darío Arizmendi dijo en el programa que dirige, ‘6 AM Hoy por Hoy’, que averiguó que de las ventas totales de las bebidas azucaradas en Colombia, los tenderos significan el 22 % del total de las ventas de esas empresas (de las colombianas y de las multinacionales) porque tienen una red de distribución directa enorme a los supermercados, a las tiendas de superficie, a los edificios, a los condominios, y ahí el precio no afecta realmente al consumidor ni al tendero, porque no son tenderos.

La defensa de Fenalco

A propósito de ese aviso, hubo otras críticas, pero que acusaban a Fenalco de publicidad engañosa que incluso inducía al consumo de las bebidas azucaradas.

En contra de esas posturas y en defensa de la información que contiene el aviso, el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, publicó una columna en El Tiempo en la que asegura que lo que dice la pieza publicitaria es una manifestación del derecho constitucional a la libre expresión, y critica a quienes señalan el ‘copy’ como una publicidad engañosa a favor del consumo de las bebidas azucaradas.

“Nuestra afirmación […] no constituye publicidad, ni mucho menos publicidad engañosa en los términos del Estatuto del Consumidor colombiano”, que —explica Botero— entiende por publicidad “toda forma y contenido de comunicación que tenga como finalidad influir en las decisiones de consumo”.

Botero sostiene que la afirmación del aviso “no incide ni busca incidir en el consumo de bebidas azucaradas, más bien manifestar una opinión independiente con respecto al tributo de dichos productos”. Y asegura que tal afirmación se ubica en la sentencia C-592-12 de la Corte Constitucional (“Entre la libertad de expresión […] y la publicidad comercial existe una diferencia ontológica en virtud de la cual esta última no goza del mismo grado de protección jurídica […]. La libertad de expresión en su genuina naturaleza no proyecta efectos patrimoniales, ella es una proyección orgánica de las libertades de la persona, particularmente de la libertad de pensamiento, como también de la libertad de reunión y de asociación”).

Estos argumentos, sin embargo, fueron descalificados, entre otros, por el reconocido periodista Antonio Morales, para quien Botero es un “bárbaro”, porque “sostiene que el dolo y la calumnia hacen parte de la libertad de expresión. Como Hitler”.

Y a Morales lo siguieron otros tuiteros inconformes con la exposición de Botero.

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