Si bien la diligencia fue a puerta cerrada y en conexión virtual con la cárcel La Picota, en donde permanece recluido, Rafael Uribe Noguera pidió la palabra y aceptó su responsabilidad en los delitos de  feminicidio agravado, secuestro agravado y acceso carnal violento, en relación al salvaje asesinato de la niña de siete años Yuliana Samboní.

En la imagen, compartida en redes por prensa de Paloquemao, se aprecia a un detenido con la cabeza rapada, un tanto más delgado que el día de su captura y portando un chaleco de protección. Junto a él, dos guardias del Inpec que lo custodian durante la diligencia.

Según publicó en diciembre Las 2 Orillas, el mismo Uribe Noguera pidió que lo raparan para intentar pasar desapercibido ante los demás presos.

Además, dice la información, al detenido no le ha ido tan mal en la cárcel, pues está en un pabellón de tratamiento especial, “pudo pintar su celda y recibe buena comida mandada a preparar especialmente. En el patio, como en todas las cárceles reina la ley del dinero”.

Por ahora, Uribe seguirá en prisión mientras le dictan la condena.

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