El más reciente es el ataque del que fue víctima Cartagena Úsuga, un dirigente de la Asociación Campesina para el Desarrollo del Alto Sinú (Asodecas) que fue secuestrado el martes en la tarde y posteriormente su cuerpo sin vida apareció en un sector de Carepa, Antioquia.

“José Yilmer fue abordado por un grupo de desconocidos que se trasladaba a bordo de una camioneta blanca, que lo obligaron a subirse al vehículo. Además, advirtieron a la comunidad de no dar aviso a nadie sobre lo sucedido”, denuncia la Agencia de Prensa Rural.

Según dijo el presidente de esa asociación campesina, Luis Carlos Herrera, la víctima estaba amenazada por grupos armados que “lo acusaban de permitir penetración de grupos ilegales a la región, cuando es todo lo contrario, él denunciaba esos casos y hacía pedagogía de paz, pensando en un nuevo país”, informa El Universal.

El otro líder campesino, identificado como Olmedo Pito García, apareció muerto de varias puñaladas el pasado 6 de enero en zona rural de Cauca, y según confirmó la asociación indígena ‘Movimiento de los sin tierra: Nietos de Manuel Quintín Lame’ el hombre era un líder de esa organización y defendía los derechos humanos en la región.

A raíz de estos dos crímenes, sin esclarecer, ocurridos en menos de una semana, el defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, condenó “enfáticamente” los ataques contra líderes campesinos, pues en 2016 fueron asesinados 52.

“Ni un asesinato más, basta ya con la muerte de los líderes sociales, y los defensores de derechos humanos”, manifestó Negret, agregando que no deben asesinar más en Colombia por razones políticas, de género, o religiosas.

No en vano la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó desde Washington, en noviembre pasado, su “alarma” por el aumento de asesinatos de defensores de derechos humanos en Colombia en un contexto generalizado de represalias, hostigamiento y amenazas.

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