Así lo asegura en su columna de El Espectador el columnista Rodrigo Uprimny, quien hace incluso un recuento de antecedentes nacionales e internacionales que protegen la sátira política.

En contraste, asegura, la injuria y la calumnia (atribuirle falsamente a otro un hecho, que es haber cometido un delito o una conducta deshonrosa) no son discursos constitucionalmente protegidos “pues desconocen el deber de veracidad que limita la libertad de información, lesionan la honra de terceros y no aportan nada positivo a la formación de la opinión pública pues la distorsionan con mentiras. Por ello, son comportamientos sancionables, incluso penalmente”, dice.

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Uribe acusó al columnista de la revista Semana Daniel Samper Ospina de “violador de niños”, “pornografía infantil” y de haber usado a modelos menores de edad en la revista Soho.

Daniel Samper Ospina ya armó un equipo de ‘curtidos juristas’ y abogados jóvenes, entre los que están Ramiro Bejarano.

En el caso específico de las acusaciones por pornografía, “en mi opinión, ameritaría denunciar a Uribe por posibles delitos de falsa denuncia y fraude procesal”, dijo Bejarano.

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