En 1989 el presidente Virgilio Barco firmó la Ley de indulto a los desmovilizados del M-19 como parte del proceso de paz con ese grupo guerrillero. Sin embargo, de este perdón descartaba a aquellas personas involucradas en delitos atroces, motivo por lo que tiempo después un juez que hacía parte de los ‘jueces sin rostro’, quiso llamar a juicio a 25 miembros del M-19, entre los que se incluía a Antonio Navarro Wolff.

Pero entonces, como lo recuerda la revista Semana, el entonces senador Álvaro Uribe Vélez presentó una solución para aplicar de una vez por todas la amnistía y el indulto a los integrantes del grupo subversivo, y de paso no poner en riesgo el proceso de paz que había permitido tanto la desmovilización como la participación en política de sus militantes.

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Uribe firmó como coautor el proyecto de ley que el 28 de mayo de 1992 se radicó en el Senado para impedir que la plana mayor del M-19 pagara cárcel para delitos como los de la toma del Palacio de Justicia en 1985, proyecto que fue declarado ley en 1993.

Hoy, más de dos décadas después, Uribe se refiere al hecho como “se cometió el error de crear un antecedente de mal ejemplo”, y recrimina al gobierno de Santos, y a Humberto De la Calle (quien se desempeñó como jefe del equipo negociador con las Farc), de utilizar esto como móvil para dar paso a la impunidad con el grupo guerrillero, que ya tiene participación política.

No obstante, en 2015 Uribe también defendió el perdón con el M-19 cuando el fiscal Eduardo Montealegre insistió en revisar el indulto y amnistía a los desmovilizados de ese grupo guerrillero. El expresidente respondió en la creación de un “acuerdo político nacional”, como lo publicó Semana, para salvaguardar el indulto firmado y no dar pie a inconvenientes jurídicos de ningún tipo.

¿Qué logra Álvaro Uribe arrepintiéndose de este hecho, a dos meses de las elecciones presidenciales? Poco o nada, salvo el ruido que de por si tiene asegurado cuando utiliza Twitter como tribuna. Antonio Navarro le respondió a Uribe diciendo que su actuación en 1992 no fue un error.

Navarro Wolff defendió su posición en otro trino: