López afirmó que la decisión de hacer parte del Gobierno se tomó hace más de dos años y que el Polo sabía de su intención mucho antes de que se conociese la noticia de su vinculación como ministra de Trabajo, admitió en una entrevista para El Tiempo.

La dirigente de izquierda salvó cualquier duda sobre la independencia de su criterio como exlíder de la oposición en una mesa de trabajo, en la que se pensaba, era casi imposible que cohabitaran ideas disimiles sobre el curso del país.

En ese sentido, López aclaró que será una ministra “crítica, respetuosa, sensata, ecuánime e independiente”, pero que eso no la condicionaría a sentar una posición crítica frente a las decisiones que el alto gobierno tome en relación con la paz y los intereses de los trabajadores colombianos.

En lo que sería una demostración política inusual por la intensidad con la que se dan los debates, la ministra del Trabajo dijo que sus posiciones de izquierda podrán ser examinadas “porque tienen que escucharse, tienen que confrontarse y tienen que buscarse los puntos de encuentro”, señaló en la entrevista.

Todo esto para explicar que su papel en la misión del gobierno de alcanzar la paz con las guerrillas del Eln y las Farc (proceso del que existe, según ella, la voluntad política para firmar los acuerdos), será el de “coordinar espacios de participación ciudadana en la temática de la participación en general”, aseguró la nueva jefa de la cartera.

Pero, ante el mensaje abstracto que se resume en brindar el apoyo que sea necesario, López dice que su misión como ministra del trabajo será el de buscar que los colombianos puedan “recuperar beneficios laborales cercenados” como el pago de horas extras y recargos, además de una reforma pensional justa y un régimen de prima media que garantice un sistema de cotización que sirva para todo el mundo.

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