¿Será que a Daniela Montoya le están cobrando haber manchado la imagen de la Federación?

La pregunta se la hace El Espectador, en su editorial, al referirse a la exclusión de esta deportista de la selección femenina de fútbol que irá a los Juegos Olímpicos de Río. Ese medio señala a la Federación de “capitalizar los éxitos de la selección femenina como propios”. También sostiene que “no deja de ser extraño que una jugadora que fue protagonista en los Juegos Panamericanos, el Mundial de Canadá 2015 y los Juegos Olímpicos de Londres 2012, y que está en edad de crecimiento de sus capacidades, sea excluida justo después de haber alzado la voz para exigir justicia”. Y agrega que “no es necesario hilar muy delgado para creerle a Montoya”, pues afirma que ya en varias ocasiones ese medio ha hecho referencia  sobre cómo la selección femenina de fútbol “ha tenido que soportar una serie de discriminaciones pese a las cuales han podido dar un rendimiento excepcional, que ha emocionado al país entero y que invita a pensar que debería invertirse más en este deporte para las mujeres”.

Es incomprensible la propensión de los humanos a perfeccionar los métodos para atentar contra sus congéneres

Ese perfeccionamiento, “salvaje en su ejecución y letal en su intención”, estriba en “la habilidad para burlar las políticas de seguridad que pretenden evitar el horror de un terrorismo que prospera, de lo cual sí que sabemos los colombianos”, afirma Bertha C. Ramos en su columna de El Heraldo. Se queja, además, de que los humanos de esta época desarrollaron una enorme habilidad para hacer una industria productiva con esas fuerzas que los inclinan a hacer el mal. “Mientras por un lado las acciones terroristas horrorizan, por el otro alimentan el gran negocio del siglo XXI —la industria del ocio y el entretenimiento— que acabó por convertirse en una escuela de violencia. La cultura no solo acepta, sino reclama y disfruta ese tipo de películas y de material audiovisual e interactivo que son metódicos instructivos para aprender a matar”.

No puede seguirse sosteniendo que solo reformando la Constitución la justicia se va a transformar

“Es una fácil forma para evadir la responsabilidad de iniciar ya la reforma que el país reclama, sin más excusas”, dice Fernando Carrillo Flórez en su columna de El Tiempo. “Menos agua sucia, y más propuestas de reforma para la justicia”, agrega, y plantea dos asuntos que lesionan la efectividad de la justicia, en los que se debería trabajar: en materia de TIC, el expediente electrónico, el litigio ‘online’, los consultorios jurídicos virtuales. “Los sistemas dentro de la Rama no se comunican entre ellos, en una torre de Babel informática lamentable. Hay que cambiar el chip para entrar por la puerta de la modernidad y salir del sótano polvoriento donde hoy vegetan los expedientes y las expectativas de cambio”, explica. También aborda otro tema sensible al decir que es hora de responsabilizar a las facultades de derecho por el tipo de abogados que están formando. “Se necesitan abogados y jueces para la paz en un país que exige derecho y justicia en épocas de posconflicto”.

El paro camionero prolongado y dañino es producto de una política mentirosa y de incumplimiento

“Al pueblo se le podrá engañar una vez pero no en forma reiterada, tanto la palabra empeñada como las promesas hay que cumplirlas. Ahora se trata de un interlocutor jugador de póquer, tiene el engaño y la mentira como argumento básico”, sostiene Juan Gómez Martínez en su columna de El Colombiano. Aunque admite que si bien en Colombia nos hemos equivocado en la política del transporte, afirma que “la culpa no es solamente de este gobierno, viene de atrás y no se ha buscado la manera de solucionarla”. Lamenta que se haya acabado con los otros modos de transporte más eficientes y baratos como los ferrocarriles y el transporte fluvial.

En la convención republicana lo que se sintió fue un gran descontento de un amplio sector de ese partido

Por ejemplo, no asistieron los expresidentes republicanos ni varios de los excandidatos, remarca El País, de Cali, en su editorial. También menciona que, por primera vez desde la convención de 1976, “muchos de los líderes del partido se hicieron a un lado, mientras gran parte de los delegados que no estuvieron con Trump exigieron sin fortuna que se contaran los votos y se liberaran a los delegados del hoy candidato para que pudieran votar en forma libre”. Por supuesto, no lo lograron. Para el diario caleño, desde el primer día de la convención en Cleveland se vive la división en el Partido Republicano. “Ese ambiente también se respira en toda la Nación estadounidense, producido por el mensaje populista de la grandeza, la recuperación de la hegemonía y el fanatismo, armas preferidas de Donald Trump”.

 

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