El atentado tuvo como objetivo una concentración de desplazados en una zona desértica controlada por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), alianza kurdo-árabe respaldada por Estados Unidos que combate a los yihadistas.

“Además de los 75 muertos, entre ellos niños, hay 140 heridos”, precisó este domingo a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé que dispone de una amplia red de fuentes de información en este país en guerra.

Rahman precisó que las víctimas eran desplazados que huían de las diferentes ofensivas contra el grupo yihadista en esa provincia oriental de Siria.

Y aunque se está derrumbando el “califato” autoproclamado por el grupo Estado Islámico en Irak y Siria, la organización sunita radical -parapetada en una zona desértica- conserva su capacidad para golpear con sangrientos atentados, contra civiles o combatientes enemigos.

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En la provincia de Deir Ezzor, los yihadistas  hacen frente a dos ofensivas distintas: una liderada por las FDS, y la otra, por las fuerzas del régimen sirio apoyadas por Rusia.

Ante el avance de la violencia, numerosos civiles han intentado huir de las últimas zonas controladas por los yihadistas.

“Están perdidos, principalmente en las zonas desérticas, donde las comunicaciones son inexistentes”, había subrayado Rami Abdel Rahman el sábado.