Podrá no ser mucho, pero 20.000 pesos por una limpiada de vidrios en un semáforo es una pequeña fortuna para una persona que deriva su sustento de esta actividad informal.

El joven afortunado llega a este punto de la ciudad todos los días a las 5 de la mañana, recién bañado, con su overol impecablemente limpio, balde de agua limpia y espuma de limpiar nueva.

Los pasajeros de rutas como la 265 y la C31 del SITP y los motoristas ya lo conocen y lo saludan, pues la actitud frente al trabajo y su respeto por quienes pasan por allí llaman la atención. Él siempre les devuelve el saludo.

Este jueves, 2 horas después de haber comenzado su jornada, como a las 7:30 a.m., el muchacho (tendrá unos 28 años) se encontraba limpiando el panorámico, el vidrio trasero y todas las ventanas a un vehículo Twingo en el que se movilizaban dos mujeres jóvenes.

Como siempre, el diligente joven hizo su trabajo en el tiempo exacto que dura el semáforo en dar vía a la izquierda, para quienes quieren tomar la carrera 17 hacia el norte.

Cuando terminó su labor, la pasajera le pasó por la ventana un billete de 20.000 pesos, que él agradeció con una cortés venia, no sin antes mirar hacia el cielo por haber comenzado un día de trabajo con el pie derecho.

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