A mediados de este mes, el grupo de humoristas Les Luthiers lo dijo con mucha seriedad, al hablar del desafío independentista de Cataluña durante una visita a España, como informó RTVE:

“Lamento el separatismo en todos los sentidos porque encubre una forma de xenofobia, una forma del tú aquí no, tú eres distinto y tú no vienes con nosotros”.

La afirmación sobre la “xenofobia” puede parecer escandalosa, pero coincide con opiniones de muchas personas de primera categoría, incluso a nivel europeo. Por ejemplo, Beatriz Becerra, vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa, asegura que en realidad los independentistas catalanes “insultan a España, a lo español y a los españoles de forma constante”, y agrega:

“En el subtexto de absolutamente todo lo que dicen está una repugnante pretensión de superioridad moral, cultural, económica y social”.

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En su texto, publicado en El Español, Becerra va más allá y compara a Carles Puigdemont, presidente de Cataluña, con Donald Trump, mandatario estadounidense, a quien califica sin tapujos de “presidente racista”. Luego afirma que Trump “es supremacista como lo es Puigdemont: ambos alimentan su máquina política con la gasolina del odio”. Eso significa que tienen un “enemigo” definido (aunque diferente, dependiendo del contexto de cada uno) al que combaten de manera muy similar.

“Igual que en Estados Unidos, en Cataluña se ha esparcido un veneno supremacista que necesita antídoto”, dice la autora del texto.

Por otro lado, durante una manifestación en Barcelona a favor de la unidad de España, el escritor peruano y ganador del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa (que también tiene nacionalidad española) se refirió a lo dañino que puede llegar a ser el nacionalismo, al recordar que en Europa ha dejado “sangre y cadáveres” a lo largo de la historia. En un discurso que ofreció ese día, a principios de octubre, el autor de ‘La ciudad y los perros’ dijo:

“La pasión puede ser […] destructiva y feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo. La peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia es la pasión nacionalista. Religión laica, herencia lamentable del peor romanticismo, el nacionalismo ha llenado la historia de Europa y del mundo y de España de guerras, de sangre y de cadáveres. Desde hace algún tiempo, el nacionalismo viene causando estragos también en Cataluña”.

Y ese sentimiento, tal parece, es el que en el fondo tiene a España frente a una de sus crisis más fuertes del último tiempo.

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