El papa hizo la revelación en 12 entrevistas a profundidad con el sociólogo francés Dominique Wolton, recogidas en un libro que se publicará la próxima semana. En él, Francisco cuenta que en esa época era el líder de la orden jesuita en Argentina y el país estaba bajo una dictadura militar, informa The Guardian.

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El papa le dijo a Wolton que quien lo atendió era una doctora y psicoanalista judía que lo “ayudó mucho”. También recuerda que antes de ella morir, lo llamó, pero no para recibir los sacramentos (porque era de otra religión), sino para tener un diálogo espiritual. “Ella era una buena persona”, asegura el pontífice, que ahora se siente “libre”:

“Por supuesto, ahora estoy presionado en el Vaticano, pero no espiritualmente. Nada me asusta”, afirma.

El papa no reveló cuáles eran las “cosas” que quería aclarar, ni tampoco por qué sintió la necesidad de buscar un psicoanalista. Sin embargo, dijo que el tratamiento al que se sometió fue exitoso, agrega The Telegraph.

La remembranza de la psicoanalista vino al tratar el tema de la influencia que han tenido las mujeres en su vida, por lo que también habló de su madre, sus dos abuelas y de Esther Ballestrino de Careaga, una comunista argentina, fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, que fue asesinada durante la dictadura.

“Le agradezco a Dios por haber conocido a estas verdaderas mujeres en mi vida. […] (Las mujeres ven las cosas de forma diferente que los hombres) y es importante escucharlos a ambos”, puntualizó.

El libro de 432 páginas de diálogo con el papa será publicado el próximo 6 de septiembre, coincidiendo con la visita del papa a Colombia.

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