De pronto, como por arte de magia, el anciano se incorpora con cierta dificultad, incluso pareciera que como si le diera miedo soltarse del aparato ‘caminador-silla de ruedas’, y comienza a bailar, de pie, con su pareja.

El artículo continúa abajo

Como si ese prodigio fuera poco, el viejito comienza a hacer pasos que hacen pensar que en sus años de joven fue un gran bailarín. Por supuesto, la señora no se queda atrás, pues mantiene un ritmo y una energía que dan ganas de bailar.

Las imágenes, cuya fecha se desconoce, fueron captadas en una fiesta callejera con un grupo de música salsa en vivo, probablemente en Nueva York o Puerto Rico, a juzgar por los letreros de los almacenes y las señales de tránsito, que están en inglés.