“En apenas unos días el mundo va a ver quién cumple y quién no. El 11 de noviembre volvemos a la mesa, y será el momento de evaluar si los supuestos gestos se dieron”, advirtió este miércoles el secretario ejecutivo de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba.

Desconcertando a muchos, la MUD suspendió este martes un juicio sobre la responsabilidad de Maduro en la crisis y una marcha al palacio presidencial de Miraflores, a la espera de gestos recíprocos en un diálogo iniciado el domingo con el auspicio del Vaticano y Unasur.

“Aquí nadie está claudicando. Si de aquí al 11 no hay señal clara sobre la liberación de presos políticos y el camino electoral” no habrá diálogo, dijo el excandidato presidencial Henrique Capriles.

La oposición considera que un cambio de gobierno es la única salida a la crisis que golpea al país petrolero, con un grave desabastecimiento de alimentos y medicinas y una inflación que el FMI prevé de 475% para este año.

Pero hace dos semanas el poder electoral -acusado por la MUD de servir al gobierno- paralizó el proceso de referendo con el que la oposición pretendía revocar el mandato de Maduro, escalando el conflicto al punto que debió intervenir el papa Francisco.

¿Elecciones anticipadas?

Sentada a la mesa, la oposición pidió la libertad de “los presos políticos”, la devolución de los poderes al parlamento de mayoría opositora -que denuncia que fueron confiscados por la justicia- el reemplazo de las autoridades electorales, y medidas para solucionar la escasez.

Pero también exigió un “cronograma electoral”. Capriles y otros líderes opositores consideran “viable” unas elecciones generales, para acortar el mandato de Maduro, que concluye en enero de 2019.

“Lo que está en juego no es solo unos gestos para que la gente se aquiete, no se trata de darle una aspirina a esta catástrofe. El tema de los presos políticos es clave, pero la vía electoral es vital”, según Torrealba.

Sin embargo, el analista Benigno Alarcón cree que el gobierno sólo está “ganando tiempo”. “Veo poco probable que habiendo hecho todo contra el referendo, acepte ahora un adelanto de elecciones”, afirmó a la AFP.

“Con el gobierno no dispuesto a ceder (…), las negociaciones se desmoronarán en las próximas semanas”, dijo Risa Grais-Targow, analista para Latinoamérica de la consultora Eurasia Group, con sede en Nueva York.

¡Una patada a la mesa!

La desconfianza no es para menos. Poco después de que la oposición cedió, Maduro tildó de “terrorista” a Voluntad Popular, el partido del encarcelado Leopoldo López y uno de los 16 de la treintena que forman la MUD, pero que se marginaron del diálogo.

“Con su agresión a Voluntad Popular y su intento de dividir a los demócratas venezolanos, le está dando un patada a la mesa y se está burlando del papa Francisco”, aseguró Torrealba.

Cinco opositores fueron excarcelados la noche del lunes y no se descartan más liberaciones. En tanto, Maduro amenazó con encarcelar a activistas de Voluntad Popular.

“Vamos a dar un compás de espera para que las promesas hechas al Vaticano se produzcan, si no, lo que viene ya lo sabemos: el diálogo empezó pero la lucha sigue”, advirtió.

Torrealba reiteró la estrategia opositora: presión en la calle, en el plano internacional y en el Parlamento, paralela al diálogo.

Pese a que la MUD respaldó a Voluntad Popular y al repliegue en su ofensiva, persisten las diferencias. Estudiantes convocaron a una marcha el jueves en una autopista estratégica de Caracas, que acompañarán algunos dirigentes radicales.

¡No tiren la toalla!

La tregua que dio la oposición confunde a muchos de sus seguidores, impacientes por las angustias cotidianas.

“El venezolano tiene una profunda desesperanza, la confianza que entregó a sus líderes, de un lado y de otro, no ha resuelto sus problemas”, dijo a AFP Daniel Varnagy, académico de la Universidad Simón Bolívar.

“Flaquean, y no tiene que ser, tienen que ser directos, que se acabe esto ya”, dijo a la AFP Nancy Colina, de 50 años, en una fila de un supermercado en Caracas.

Félix Sáez, de 60 años, piensa que si el Papa “garantiza que el año entrante va haber elecciones generales, está bien el retroceso”.

Torrealba pidió a los seguidores de la MUD que “no tiren la toalla”, en tanto que el jefe parlamentario, Henry Ramos Allup, reconoció que hay que “asumir con coraje los costos” de la negociación.

“La gente no cree. Cada cierto tiempo, cuando aumenta la tensión, el gobierno y la oposición se sientan a negociar y no pasa nada”, agregó Varnagy.

AFP

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