En una jornada de duelo nacional decretado por el gobierno de Tabaré Vázquez, un político contra el que Batlle compitió y al que venció en los comicios de 1999, el cuerpo del exmandatario era velado en la sede del Congreso.

El actual presidente Vázquez estuvo entre los primeros en hacerse presente para homenajear a su predecesor y rival político, que terminó siendo quien le traspasara la banda presidencial en 2005, cuando el líder del izquierdista Frente Amplio llegó al poder por primera vez.

“Ha sido un político importantísimo e influyente en la historia de nuestro país. Marcó toda una época. Un hombre liberal convencido de sus ideas. Y las puso en práctica. Fue un provocador del pensamiento”, dijo Vázquez de su otrora opositor.

Uruguay tenía la particularidad de que los cinco presidentes que ejercieron tras la dictadura militar -que terminó en 1985- estaban vivos. Batlle, que era el de más edad, sucumbió a los efectos de un golpe en la cabeza que sufrió la madrugada del 14 de octubre al terminar una cena, cuando cayó al suelo desmayado.

El accidente le provocó un “traumatismo craneoencefálico por caída al piso” que originó un coágulo intracraneano, con secuelas neurológicas severas, según los médicos que lo trataron. La pasada semana, los doctores intentaron eliminar progresivamente el tratamiento con calmantes, pero no obtuvieron la respuesta esperada.

Batlle cumpliría 89 años precisamente este martes 25 de octubre.

La Comisión para la paz

En su país, Batlle será recordado por su desenfado al expresar sus ideas, su saber enciclopédico del que gustaba hacer gala y su desapego al protocolo; también por haber estado al frente del Poder Ejecutivo durante la peor crisis financiera de la historia reciente de Uruguay y haber creado un grupo de búsqueda para dar con el paradero de los restos de detenidos desaparecidos de la dictadura (1973-1985).

Al asumir, Batlle se comprometió con un cambio en la política en materia de derechos humanos, y con un mes de mandato, junto al ahora fallecido poeta argentino Juan Gelman, anunció el hallazgo de su nieta, Macarena Gelman, entregada ilegalmente a un oficial policial uruguayo durante el régimen militar.

Pocos meses después creó una Comisión para la Paz, que constituyó el primer intento de recopilar y sistematizar información sobre los casos de detenidos desaparecidos durante la dictadura.

Su gobierno enfrentó “el peor año del siglo para Uruguay”, como el mismo Batlle lo describió, cuando a una emergencia nacional por un brote de aftosa siguió el coletazo de la crisis argentina de 2001 y una corrida bancaria que derrumbó el sistema financiero local. El desempleo, la pobreza y la emigración se dispararon.

Entonces, con Argentina en default, Batlle se empecinó en que el país debía honrar sus compromisos y lo logró in extremis, gracias a un “crédito puente” de 1.500 millones de dólares concedido por Estados Unidos que le permitió a su país salir del paso.

“Cayó militando”

El expresidente José Mujica (2010-2015), un acérrimo crítico de las políticas de Batlle, dijo este martes a periodistas que de alguna forma el final del fallecido exmandatario fue “hermoso: cayó militando”. “Me gustaría irme en forma parecida”, resumió Mujica, de 81 años.

De su lado, el expresidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995), destacó en Batlle a “un gran patriota” y recordó el acuerdo electoral de 1999 por el que el tradicional Partido Nacional dio el apoyo a su rival histórico, el Partido Colorado, para derrotar al izquierdista Frente Amplio. “Era un amigo y adversario”, resumió.

Batlle era velado con honores de Estado, su ataúd cubierto con el pabellón uruguayo y claveles rojos que muestran su filiación política con el Partido Colorado, constataron periodistas de la AFP. Sus restos serán sepultados por la tarde tras un cortejo que se prevé multitudinario.

AFP

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