En contravía de los esfuerzos de los jefes de estado de ambas potencias nucleares desde los años 80, de reducir el poder de destrucción que acumulan entre ambas, el nuevo orden mundial que se comienza a configurar a partir de 2017 parece indicar un regreso a los años más tensos de la guerra fría.

Este jueves, el presidente de Rusia Vladimir Putin y el mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, expusieron en breves términos la necesidad de ambos países de retornar la carrera armamentista para renovar y fortalecer sus respectivos arsenales nucleares.

El presidente ruso, Vladimir Putin, fijó este viernes las prioridades de su ejército para 2017, recalcando la necesidad de aumentar la capacidad nuclear de su país y la vigilancia en sus fronteras.

Hay que reforzar la capacidad militar de las fuerzas nucleares estratégicas, sobre todo con la ayuda de sistemas de misiles capaces de atravesar sistemas de defensa antimisiles existentes o futuros”,

dijo el presidente ruso ante cientos de oficiales de sus ejércitos.

Casi simultáneamente, el próximo presidente Trump se mostró partidario de “fortalecer y expandir” la capacidad nuclear del país hasta que “el mundo entre en razón” respecto a las armas atómicas.

Así lo dijo el presidente electo en un mensaje por Twitter, un sistema que está utilizando intensamente para expresar opiniones, revisar algunas ideas o plantear principios antes de que llegue a la Casa Blanca, el 20 de enero próximo.

Estados Unidos debe fortalecer y expandir en gran medida su capacidad nuclear hasta en momento en el que el mundo entre en razón con respecto a las armas nucleares”,

afirmó Trump en su mensaje, sin mayores explicaciones.

El jefe de Estado ruso hizo sus declaraciones tras un año en el que la aviación de su país ha sido clave para facilitar los avances del régimen de Bashar al Asad en Siria, y a pocas semanas de que Trump acceda a la Casa Blanca.

Moscú espera la investidura de Trump el 20 de enero para rebajar las tensiones que mantuvo con la administración de Barack Obama en los dos últimos años, a causa de los conflictos de Ucrania y Siria.

Rusia se muestra preocupada por la instalación en Rumanía y en Polonia de elementos del escudo antimisiles estadounidense, que Moscú denuncia como un intento de reducir su capacidad de disuasión nuclear.

Unas acusaciones desmentidas por Washington, que asegura que el escudo trata de proteger Europa ante una posible amenaza iraní.

El aumento del arsenal nuclear ruso no es una novedad. En junio de 2015, Putin anunció el despliegue de 40 nuevos misiles balísticos intercontinentales, capaces de “atravesar los sistema de defensa antiaérea más sofisticados”, después de que Washington planeara instalar armamento pesado en el este de Europa.

Estados Unidos asegura querer tranquilizar a los países bálticos y otros Estados de Europa del Este, muy preocupados por las intenciones de Moscú desde la anexión de Crimea en 2014.

Pero el aumento de la presencia de la OTAN en sus fronteras es percibido como una amenaza por Rusia.

Putin acusó en junio a la organización trasatlántica de querer conducir su país a una “frenética” carrera armamentista y de romper “el equilibro militar” en vigor en Europa desde la caída de la URSS.

‘Más poderosos’

A finales de 2014, la nueva doctrina militar de Rusia, cuyo gasto militar alcanza ahora el 21% de su presupuesto -aunque sigue siendo muy inferior al de Estados Unidos-, ya designaba la expansión de la OTAN como una amenaza fundamental para la seguridad del país.

Hay que prestar atención a cualquier cambio en el equilibrio de fuerzas y de la situación politico-militar en el mundo y, sobre todo, en las fronteras rusas. Y corregir a tiempo nuestro planes para eliminar las posibles amenazas contra nuestro país”,

dijo Putin este jueves.

El país ha llevado a cabo una costosa modernización de sus fuerzas armadas en los últimos años, y ha desplegado tropas adicionales en el “flanco” oeste de Rusia, frente a las instalaciones militares europeas de la OTAN.

La doctrina militar del Kremlin no menciona, sin embargo, en ningún caso la posibilidad de un “ataque preventivo” con el uso de misiles nucleares. Moscú se reserva el derecho a utilizar su arsenal en caso de agresión contra ella o sus aliados o en caso de “amenaza sobre la existencia del Estado” ruso.

El presidente consideró que se había llevado a cabo un “60%” de la modernización de las fuerzas nucleares rusas, compuesta por bombarderos estratégicos, misiles balísticos intercontinentales y submarinos nucleares.

“Hoy en día somos más poderosos que cualquier agresor potencial”, declaró Putin. “Pero si ofrecemos aunque solo sea un respiro, (…) la situación puede cambiar rápidamente”.

El conflicto sirio le ha dado al ejército ruso la oportunidad de probar sus armas en situación real, ya sean misiles de crucero lanzados por submarinos, misiles estratégicos de largo alcance disparados desde el suelo ruso o el portaaviones “Almirante Kuznetsov”.

La doctrina Trump

Entre tanto, el presidente electo de EE. UU. se encuentra en Florida disfrutando de las fiestas navideñas y realizando reuniones con vistas a la formación de su Gobierno, que tiene completado en gran medida.

En el programa que figura en el sitio del Equipo de Transición Presidencial se afirma, entre otras cosas, que Trump reconoce la amenaza que a largo plazo representan “las ideologías radicales que dirigen e inspiran el terrorismo”.

“Una Administración Trump también reconoce las amenazas catastróficas planteadas por las armas nucleares y los ataques cibernéticos”, agrega el programa.

Trump, añade, se asegurará de que la potencia nuclear estadounidense “se modernizará para garantizar que siga siendo un elemento disuasorio efectivo”.

Con AFP y EFE