“Estamos compitiendo con el mundo y quiero que gane Estados Unidos”, dijo en el Economic Club de Detroit, Michigan, al tiempo que machacó contra las “desastrosas” políticas que, según dijo, devoraron puestos de trabajo durante los ocho años del mandato del presidente Barack Obama.

“Quiero forzar el arranque de Estados Unidos. Puede hacerse y no será tan difícil”, dijo bajo aplausos.

Trump esbozó una seria de políticas que, sostuvo, animarán la parsimoniosa marcha de la economía estadounidense.

Mencionó una drástica reducción a 15% del impuesto a las empresas que actualmente es de 35%; una medida que ya había sugerido en septiembre para detener la tendencia de grandes corporaciones a trasladar sus casas matrices a países en donde pagan menos impuestos.

También dijo que impondría un impuesto de 10% a los miles de millones de dólares “que las empresas estadounidenses tienen estacionados en el exterior”. Ese impuesto, las estimulará a que repatrien ese dinero, dijo.

Los impuestos a las rentas personales también serán reducidos, dijo Trump, y la cantidad de franjas de gravámenes pasará de siete a solo tres. La tasa más alta de impuesto a la renta sería de 33% contra el 39,6% actual.

Trump prometió “cortar masivamente las regulaciones” y especialmente quitarle el “ancla” que lastra a las pequeñas empresas. Esa es una medida que los republicanos han tratado de conseguir durante la era Obama.

Esa moratoria, ayudaría al magnate de bienes raíces a ganar el apoyo de los pequeños empresarios que insisten con que Obama les ha impuesto muchas normas que les restan competitividad.

El programa económico de Trump incluye otras propuestas largamente reclamadas desde el campo conservador, como la supresión del impuesto a las herencias. Ese gravamen actualmente se aplica a toda herencia de más de 5,45 millones de dólares.

“Los trabajadores estadounidenses pagan impuestos toda la vida: No deberían ser gravados nuevamente en la muerte. Eso, simplemente, está mal”, dijo.

Trump, escoltado siempre por varios guardaespaldas, fue interrumpido por aplausos más de una docena de veces.

“Detroit es el ejemplo vivo del fracaso de la política económica de mi adversaria”, dijo en esa ciudad sede de las grandes fabricas de autos pero que ha perdido a gran parte de su población desde su época de oro.

Magnate y populista, Trump renovó su rechazo a los tratados de libre comercio (TLC).

“Hillary Clinton ha apoyado los acuerdos comerciales que hicieron perder a esta ciudad y a este país, sus empleos y sus riquezas”, afirmó en alusión al TLC firmado en 1993 con Canadá y México por el entonces presidente Bill Clinton.

Mientras varias encuestas lo ponen bastante lejos de Clinton en la preferencia del electorado, Trump la calificó de “la candidata del ayer”.

Los demócratas citan un estudio de un exasesor económico del senador republicano John McCain, que indica que los planes de Trump harían perder 3,4 millones de empleos y conducirían a la recesión.

AFP

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