En su cuenta de Twitter, Trump escribió:

“Si podemos ayudar al pequeño Charlie Gard, de acuerdo con nuestros amigos en el Reino Unido y con el papa, estaríamos encantados de hacerlo”.

Una asesora de Trump y directora de asuntos mediáticos en la Casa Blanca, Helen Aguirre Ferré, precisó más tarde que el presidente se interesó por el caso de Charlie Gard al verlo en los medios y decidió “ofrecer ayuda a su familia en esta situación devastadora”.

“Aunque el presidente no ha hablado con la familia, (porque) no quiere presionarles en absoluto, algunos miembros de su Gobierno sí han hablado con la familia en llamadas telefónicas facilitadas por el Gobierno británico. El presidente está tratando de facilitar ayuda si es posible”, explicó Aguirre Ferré en un comunicado.

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La asesora sugirió que las conversaciones tienen que ver con una oferta de tratamiento en Estados Unidos, aunque dijo que “por razones legales” no podía “confirmar el nombre del médico o el hospital donde el bebé podría ser tratado” en el país.

El bebé de diez meses padece una rara enfermedad genética, una variedad grave de encefalopatía mitocondrial que le ha causado daño cerebral y le impide respirar por su cuenta o mover sus extremidades, y la única esperanza de sus padres es someterlo a un tratamiento experimental en Estados Unidos.

El Great Ormond Street Hospital de Londres, donde está ingresado el pequeño desde que tenía dos meses, consideró que esa terapia no sería beneficiosa para el bebé, lo que desató una batalla legal para determinar si los médicos podían retirarle la respiración asistida contra la voluntad de sus progenitores.

Los tribunales británicos se pusieron del lado del hospital y autorizaron que Charlie fuera sometido a eutanasia, y los padres recurrieron la sentencia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), al considerar que suponía “una injerencia injusta y desproporcionada en sus derechos parentales”.

Esa corte decidió el pasado miércoles respaldar la decisión de la Justicia británica, basándose en “evaluaciones de expertos detalladas” que consideraban “muy probable que Charlie estaría expuesto a dolores y sufrimientos continuos” de continuar con vida.

La eutanasia estaba prevista en principio para el viernes pasado, pero el hospital londinense ha decidido mantener un poco más la respiración asistida al bebé para permitir a sus padres, Christopher y Constance Gard, pasar más tiempo con él.

El papa Francisco también expresó este domingo su solidaridad con los padres del bebé, y pidió que se les permita “acompañar y tratar hasta el final” al pequeño.

Los padres de Charlie han recaudado más 1,3 millones de libras (unos 1,7 millones de dólares) para su posible tratamiento en Estados Unidos, y aseguraron hace meses en una página web de donaciones que “un médico en Estados Unidos había aceptado” al bebé en su hospital para administrarle el medicamento experimental.

Con EFE

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