Más de 25 años después del hecho, Kathleen Romeo-Núnez, que para ese momento tenía 16 años, le contó a New York Daily News que en realidad el hoy mandatario de Estados Unidos llegó al lugar cuando ya todo había pasado.

Aquella noche, Trump iba para un concierto de la cantante Paula Abdul junto a su entonces pareja, Marla Mapples, y con otras personas en su limusina, en Nueva York.

Según una versión de los hechos, Trump se bajó del vehículo y le ordenó a gritos a un hombre que tirara el bate con el que estaba intimidando. Luego, de acuerdo con la versión que ofreció el magnate inmobiliario, el hombre soltó el objeto y salió corriendo, recoge Newsweek.

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Pero Romeo-Núnez tiene una versión ‘un poco’ diferente: Trump efectivamente sí estaba en Nueva York en ese momento, y también pasó por el lugar de los hechos, pero tarde. Según dijo la testigo, ella había llegado al sitio cuando el incidente estaba terminando, y Trump llegó un par de minutos después.

Con esa versión, parece que la tendencia del presidente estadounidense de verse como un héroe es de vieja data. Y es que en su último ataque de valentía, luego de la mencionada masacre de febrero, Trump dijo:

“Pienso que yo habría corrido e ingresado [al colegio] aun sin tener un arma, y creo que la mayoría de ustedes habría hecho lo mismo”.