El acuerdo, dice el presidente estadounidense, eliminaría 2,7 millones de empleos en EE. UU. dentro de unos años, muchos de ellos en el sector minero-energético, y debilitaría su soberanía.

Otra de las razones que dio para argumentar su decisión de salir del Acuerdo de París fue que “el país necesita todas las formas de energía estadounidense disponible o estará en grave riesgo de caídas y apagones”.

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Al iniciar un proceso para la retirada del acuerdo climático, EE. UU. se quedará solo junto a Nicaragua y Siria, los únicos dos países no firmantes de los compromisos adoptados en París por casi 200 naciones a finales de 2015.

Varios líderes mundiales, como la canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin le dijeron que retirarse es un grave error, cita el diario Independent, más si se tiene en cuenta que EE. UU. es el segundo productor mundial de dióxido de carbono del planeta.

Otros ven en la decisión de Trump razones ocultas que simplemente pretenden minarle las energías al sistema de la Unión Europea.

Las razones que se conocen de por qué Trump siempre se quiso retirar del acuerdo climático tienen que ver con que él cree que es demasiado costoso y ello impacta de una forma no deseada a la economía de Estados Unidos.

Incluso, algunas personas cercanas a Trump trataron de disuadirlo de retirarse, como lo reporta The New York Times, incluidas Gary D. Cohn, director del Consejo Económico Nacional; Ivanka Trump, su hija; y Rex Tillerson, secretario de Estado de EE. UU.

Eso sí, durante todo el discurso el presidente enfatizó en que está abierto a renegociar el acuerdo, pero bajo sus términos y de una forma que favorezca los intereses de su país. Mientras tanto, el mandatario prometió que con la empresa privada seguirá haciendo esfuerzos por continuar reduciendo las emisiones a la atmósfera que, según información leída por uno de sus asesores, es se ha reducido más del 18 % en los últimos 14 años “a niveles de los años 1900”.

Con EFE