Este es probablemente el evento que más atrae la atención de los medios durante el G20 de Hamburgo.

Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se encuentran incluso en un muy mal momento, lejos de las promesas de tiempos mejores del estadounidense Trump que hizo durante la elección.

Siria, desacuerdo máximo

Donald Trump enfadó a Moscú al ordenar la primera respuesta militar estadounidense contra el régimen sirio, aliado de Moscú, luego de un ataque con armas químicas el 4 de abril atribuido a las fuerzas de Bashar al Asad.

Trump estimó entonces como “posible” que los rusos estuvieran informados del ataque y trató al presidente sirio de “carnicero”. Prometió represalias en caso de nuevos ataques con armas químicas.

El derribo de un avión sirio por la aviación de guerra estadounidense el 18 de junio, calificado como “agresión” por Rusia, también desmejoró la relación.

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Washington explicó entonces que el avión sirio amenazaba a la fuerza kurdo-árabe que combate en el terreno al grupo Estado Islámico.

Los estadounidenses se preocupan por la creciente rivalidad entre esta fuerza y el ejército sirio, comenzada la batalla para reconquistar Raqa, último gran bastión de Estado Islámico en Siria.

Por la misma razón Trump, que hizo de la lucha contra los yihadistas de EI una prioridad, podría verse tentado de hallar un compromiso con Moscú antes de rebajar la tensión en Siria.

Injerencia rusa

Las promesas de reforzar la relación con Moscú también estallaron por los aires luego de las acusaciones de colusión entre Rusia y miembros del equipo de campaña de Donald Trump.

Se iniciaron varias investigaciones sobre el tema, una de ellas por la Oficina Federal de Investigaciones estadounidense (FBI). Donald Trump rechazó esas acusaciones.

Trump concedió no obstante el jueves en Varsovia que Rusia, como también quizás otro país, podría haber interferido en la elección estadounidense.

En octubre de 2016 todas las agencias de inteligencia estadounidenses reportaron públicamente sobre la injerencia de Moscú. En enero de 2017 precisaron que el mismo Vladimir Putin había dado la orden.

Ucrania y las sanciones

A fines de marzo en la Otan, la nueva administración estadounidense condenó la “agresión” rusa contra Kiev, en referencia a la anexión de Crimea y al presunto respaldo ruso a los rebeldes separatistas del Ucrania del este.

El 20 de junio, Estados Unidos anunció que reforzaba las sanciones contra Rusia para “mantener presión” en el tema ucraniano.

Rusia desmiente todo apoyo militar a los rebeldes ucranianos y afirmó que esas sanciones podían ser consideradas como proteccionismo oculto.

Corea del Norte, nueva ‘línea roja’

Donald Trump prometió una respuesta “bastante dura” luego del primer disparo el martes por Corea del Norte de un misil balístico intercontinental, capaz de alcanzar Alaska según expertos, y reclama nuevas sanciones contra Pyongyang.

Rusia bloqueó por su lado un proyecto estadounidense de declaración en el Consejo de Seguridad de la ONU que pedía tomar “medidas significativas” contra Pyongyang.

Fricciones por la Otan

Moscú considera que toda ampliación de la Otan es un signo de agresión y denuncia constantemente la política de “contención” de la Alianza Atlántica en dirección de Rusia. En varias ocasiones Moscú estimó que el despliegue de cada vez más tropas de miembros en los países Bálticos, en la frontera rusa, alteraba el equilibrio de fuerzas.

A fines de mayo en Bruselas, Trump pidió en una cumbre de la Otan que la Alianza se concentre en “las amenazas desde Rusia”.

AFP

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