Los reclamantes argumentaron no solo la comodidad y la seguridad sino riesgos para la salud.

Dentro de estos últimos mencionaron el riesgo de la denominada trombosis venosa profunda, que causa coágulos en las piernas en trayectos largos.

En relación con la seguridad, el tamaño de las sillas y el espacio entre ellas podrían afectar la evacuación en caso de emergencia.

A la juez Patricia Millett le pareció ‘vacía’ y ‘vaporosa’ la evidencia previa que presentó la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) para justificar que el menguado espacio para las piernas no era un problema o, al menos, “no su problema”, según ‘The Washington Post’.

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De acuerdo con CNN, Flyers Rights entregó evidencia a la corte de que el ancho promedio de las sillas entre comienzos del 2000 y el 2005 había pasado de 18,5 a 17 pulgadas, lo que les permitió a las aerolíneas agregar sillas.

“Como sin duda muchos han notado, las sillas de los aviones y el espacio entre ellas se ha venido reduciendo más y más, mientras los pasajeros… han estado creciendo en tamaño”, dijo la juez Patricia Millett, citada por CNN.

La juez se refería al tamaño del pasajero estadounidense, donde hay una epidemia de obesidad. Pero las sillas están diseñadas para gente en buena forma (no obesa), con estatura máxima de 1,77 metros.

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