Según Marissa Rundell, madre del pequeño que iba en el avión, la mujer empezó a alegar justo cuando se subió al avión, y ella tuvo que pedirle que dejara de insultar y gritar cerca de su hijo, a lo que Peirez respondió de mala manera y con palabrotas, informa Syracuse.

El inconformismo de Peirez la llevó a pedirle a una azafata que la cambiara de puesto, a lo que la asistente de vuelo se negó. Allí comenzó la pesadilla de la mujer peleona, ya que se le ocurrió decir que trabajaba para el gobierno (como si eso le permitiera pasar por encima de los demás pasajeros) y hasta amenazó a la azafata, de nombre Tabitha, con que “tal vez mañana” no tendría trabajo.

Ante la amenaza, Tabitha llamó a otro miembro de la tripulación para pedirle que bajara a la mujer del avión. Peirez trató de disculparse, pero ya era tarde, porque le impidieron viajar. Delta Airlines, que manejaba el vuelo, felicitó a los empleados por la reprimenda que le hicieron a la mujer por irrespetar a los demás pasajeros.

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Pero allí no terminó el asunto: el video llegó a manos del empleador de Peirez (que efectivamente hace parte del gobierno), el Consejo de Arte del estado de Nueva York, que anunció la apertura de una investigación por el caso.

La entidad considera que los empleados estatales deben tener los mejores estándares tanto profesionales como personales, y de paso, anunció que Peirez no ocupará más su puesto (en el que gana 95 mil dólares al año) al menos hasta que la investigación termine, informa The Washington Post.

Al enterarse de lo que había pasado con la mujer, Rundell dijo que se sentía mal por eso, ya que las dos eran unas completas desconocidas, y explicó que grabó el video únicamente para mostrárselo a sus familiares, pero que luego todo se salió de control, agrega Newsweek.

Por ahora, no se sabe nada más de la suerte de Peirez, aunque seguramente aprendió una importante lección.