Las intensas lluvias hicieron crecer el río Tumen, en la zona fronteriza, causando dificultades a los equipos de rescate para acceder a algunas zonas, donde decenas de miles de personas han perdido sus casas y existe un alto riesgo de propagación de enfermedades.

“Por lo que hemos visto está claro que es una catástrofe grave y compleja”, dijo Chris Staines, responsable de una delegación de la Cruza Roja en Corea del Norte que visitó las zonas afectadas.

Se calcula que cerca de 140.000 personas necesitan ayuda alimentaria.

El agua llegó con mucha potencia y lo destruyó todo a su paso”, dijo Staines. “La gente intenta salvar lo que puede entre los escombros que antes eran su casa”.

Cerca de 24.000 viviendas han sido totalmente destruidas y otras miles han resultado dañadas, según la Cruz Roja, y en algunos pueblos cerca de Hoeryong, en la frontera noreste, “ya casi no quedan edificios en pie”.

La Cruz Roja indicó que 100.000 habitantes de Hoeryong no tienen acceso al agua potable y que en toda la región 600.000 personas están afectadas por la falta de agua.

Esta catástrofe podría agravar la situación precaria de la alimentación en Corea del Norte porque 16.000 hectáreas de tierras agrícolas han sido inundadas, pocas semanas antes de la cosecha de maíz y arroz.

AFP

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