En contra del llamado ‘impeachment’ solamente se han pronunciado cuatro oradores, pero el resultado que se insinúa aún no puede ser considerado definitivo, pues el pleno del Senado tiene 81 miembros y es necesaria una mayoría simple de 41 votos para aprobar el proceso.

Si así fuera, Rousseff sería separada del cargo durante los 180 días que puede durar el juicio político y su lugar sería ocupado por el vicepresidente Michel Temer, quien debería completar el mandato que concluye el 1 de enero de 2019 en caso de su destitución.

Los únicos senadores que hablaron contra el proceso fueron Angela Portela, Jorge Viana y Fátima Bezerra, todos del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), y Telmário Mota, del Partido Democrático Laborista (PDT), una de las pocas formaciones que permanecen en la menguada base política de Rousseff.

En sus discursos, insistieron en la tesis de que en Brasil está en marcha un “golpe contra la democracia”, a pesar de que hoy mismo la Corte Suprema, en su carácter de tribunal constitucional, avaló el desarrollo del proceso al negar un último recurso intentado por la Abogacía General del Estado, que defiende a Rousseff.

La demanda exigía la “nulidad” de todo el proceso y alegaba para ello supuestos “vicios” detectados desde el propio inicio, pero fue negada por el magistrado Teori Zavascki, uno de los once miembros del tribunal.

El principal argumento de la demanda era un supuesto “desvío de finalidad” cometido en diciembre por el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un declarado adversario de Rousseff que aceptó tramitar las denuncias contra la presidenta.

En su decisión, Zavascki indicó que los alegatos esgrimidos por la defensa de Rousseff, que acusa a Cunha de actuar por “venganza”, están basados en informaciones periodísticas que pueden ser muy fácilmente contestadas.

Clima “de velorio”

Rousseff retiraba libros y otros objetos personales de su despacho en la Presidencia, donde el clima “es de velorio”, dijo a la AFP una fuente de Planalto que pidió no ser identificada.

La prensa brasileña informó que la mandataria grabó un video que será difundido a la población inmediatamente tras su suspensión.

Otra funcionaria de la Presidencia describió el clima como “muy triste”. “Muchos de nosotros estamos buscando nuevos empleos. No queremos trabajar para el vicepresidente”, dijo esta mujer que trabajó en el gabinete de Rousseff durante tres años.

Durante el juicio político, la mandataria permanecerá en la residencia oficial, el Palacio da Alvorada, posiblemente recibiendo la mitad de su salario.

con EFE y AFP

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