Esta serie de potentes temblores provocó una gigantesca corriente de lodo y piedras que se llevó por delante casas y cortó una autopista.

Una pequeña erupción del volcán Aso, situado en la misma isla de Kyushu, fue observada, según las autoridades, pero el nivel de alerta no fue aumentado y tampoco se pudo establecer la relación con los sismos.

Miles de socorristas buscaban sobrevivientes la mañana del sábado entre los escombros. Según el portavoz del Gobierno, Yoshihide Suga, decenas de personas estaban apresadas o enterradas vivas (76 casos evocados).

Al contrario que el sismo precedente, que afectó sobre todo a viviendas vetustas, éste ha afectado a edificios más importantes en la prefectura de Kumamoto, a unos 900 km de Tokio.

“Según la policía y los bomberos, fallecieron siete personas”, indicó a la AFP Takayuki Matsushita, un funcionario de la prefectura de Kumamoto, en la isla de Kyushu. La televisión pública NHK señaló por su parte nueve muertos y 760 heridos.

‘Mucho miedo’

Once personas se encontraban bloqueadas en un inmueble de viviendas dañado de Minami-Aso cerca del corrimiento de tierras, precisó otro representante de la prefectura. “Desconocemos su suerte”, dijo.

El nuevo terremoto, de magnitud 7, según el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS), ocurrió a las 01H25 del sábado (16H25 GMT del viernes) a 10 km de profundidad, seguido de múltiples réplicas. La agencia meteorológica japonesa lo evaluó en 7,3, después de un 7,1 en un primer momento.

Según el gobierno japonés, citado por El Mundo, murieron alrededor de 25 personas y cerca de 2 millares se encuentran heridas.

“En muchos lugares se produjeron incendios” y “se constataron graves daños en vastas zonas”, destacó Suga.

En la ciudad de Yatsushiro una persona murió en el incendio de un edificio, indicó a la AFP una autoridad local, Kiichiro Terada.

Aeropuerto cerrado

Un hospital de la ciudad de Kumamoto, inclinada peligrosamente, fue evacuada la noche del sábado, constató un fotógrafo de la AFP.

Me despertó el sismo. Mi cuerpo rebotaba encima de la cama. El televisor se cayó. Guiamos a todos los clientes del hotel a la salida para que fueran evacuados”,

testimonió un fotógrafo de la AFP.

Imágenes aéreas televisadas mostraban una gigantesca corriente de barro y enormes rocas deslizándose por una pendiente en dirección a un valle de la zona de Minami-Aso.

La primera sacudida de la noche del jueves al viernes dañó el castillo de Kumamoto, de 400 años de antigüedad, y destruyó numerosas casas en la localidad vecina de Mashiki. Se deploraron cerca de 900 heridos, 50 graves.

El aeropuerto fue cerrado por la caída del techo de la terminal, según la agencia de prensa Jiji.

Antes del nuevo terremoto, los habitantes de Mashiki se preparaban para volver a pasar la noche a la intemperie y hacían cola para recibir agua potable.

Decenas de casas, muchas de ellas viejas y de madera, quedaron total o parcialmente destruidas. Unas 44.000 personas tuvieron que refugiarse en centros de acogida, donde se les dio arroz y agua potable.

Una niña de ocho meses fue rescatada viva de entre los escombros, indicó la televisión NHK. Su familia también sobrevivió.

No se observaron anomalías en la central nuclear de Sendai, anunció la compañía Kyushu Electric Power. Las otras instalaciones nucleares situadas en la región afectada – Ehime y Genkai- no resultaron afectadas, según NHK.

El primer ministro Shinzo Abe. era esperado este sábado en la región pero la agencia Jiji indicó que la visita fue anulada.

Japón, situado en la intersección de cuatro placas tectónicas, sufre cada año más del 20% de los sismos más fuertes del planeta.

Los japoneses son todavía más sensibles a los peligros de los temblores desde el tsunami de marzo de 2011, que mató a unas 18.500 personas y provocó un grave accidente nuclear en la central de Fukushima.

Con AFP.

LO ÚLTIMO