La información la publican un día después de que un avión estadounidense arrojó la mayor bomba no nuclear del arsenal de ese país sobre una red de túneles y cuevas utilizada por el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en el distrito de Achin, situado en la provincia oriental de Nangarhar. Mató a 36 integrantes de ese grupo.

Aunque todo lo que rodea al arma rusa es información confidencial, se sabe que se trata de una bomba termobárica, conocida en Rusia como Bomba Aérea de Vacío de Potencia Aumentada (AVBPM, por sus siglas en ruso), según publican hoy RT y Sputnik.

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El “padre de todas las bombas” se encuentra en los arsenales de la Fuerza Aérea rusa. Tras ser desarrollada a principios de los 2000 fue probada con éxito en 2007.

Entonces fue lanzada desde un bombardero estratégico Tu-160, y arrasó por completo un bloque de apartamentos, con un poder destructivo nunca visto antes en una bomba que no fuera nuclear.

Es una bomba de un peso más ligero que la GBU-43/B, pero con una potencia de explosión 4 veces mayor que el monstruo estadounidense, equivalente a 44 toneladas de TNT, debido al amplio empleo que hace de los últimos adelantos en nanotecnología.

Debido al carácter clasificado de este armamento, no se conoce ni el fabricante, ni la cantidad de bombas producidas.

“Los resultados de las pruebas del proyectil demuestran que su eficiencia y capacidad se asemeja a la de una cabeza nuclear. Al mismo tiempo —quiero hacer hincapié en esto—, no tiene ningún efecto contaminante para el medio ambiente, a diferencia de lo que ocurre con las armas atómicas”, señaló en 2007 el jefe de personal adjunto de las Fuerzas Armadas rusas, general Alexánder Rukshin.

La bomba está principalmente destinada a liquidar complejos de cuevas y túneles subterráneos utilizados como escondite por grupos terroristas.

Para describir el poder destructivo de la bomba, Rushkin señaló que “todo ser vivo es literalmente vaporizado”.

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