La resonancia magnética que evidenció el fenómeno reveló que la pared del útero de la mujer tenía una ruptura de 2,5 centímetros por la que pudieron salir las extremidades del niño que venía en camino, informa New England Journal of Medicine.

Estos extraños casos suceden especialmente en mujeres que han pasado por cesáreas, aunque en este caso la ruptura del útero no se dio por donde quedó la cicatriz de la madre, que había sido sometida a varios partos por ese método.

A pesar de que esta situación es potencialmente mortal, el bebé nació en la semana número 30 y pesó 1.385 gramos. Luego de seis meses del alumbramiento, tanto la criatura como la mamá están en perfectas condiciones de salud, añade Live Science.

Esta imagen muestra la resonancia magnética que puso en evidencia el extraño caso:

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