El TTP (por su sigla en inglés) lo componen las naciones que tienen 40 % del comercio mundial.

Ese tratado, concebido como un contrapeso a la influencia creciente de China, fue firmado en 2015 por 12 países de la región Asia-Pacífico, pero no ha entrado en vigor. En la campaña electoral, Trump lo calificó de “terrible” para los trabajadores estadounidenses.

“Hemos hablado mucho de esto durante mucho tiempo”, dijo Trump mientras firmaba la orden ejecutiva en el Salón Oval la Casa Blanca.

“Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses”, añadió.

Trump criticó duramente el tratado a lo largo de la campaña presidencial, y pese a que el pacto aún no había sido aprobado por el congreso estadounidense, la decisión del presidente puede leerse como una señal de que seguirá con las promesas de hacer más duras sus posturas contra los competidores extranjeros.

El TPP fue firmado 12 países que representan casi 40% de la economía mundial: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

La administración Obama consideraba al TPP como el mejor tratado posible porque incluye no solo la eliminación de barreras comerciales, sino también normas sobre legislación laboral, ambiente, propiedad intelectual y compras estatales.

Varias organizaciones no gubernamentales lo cuestionan por alegar que tiene normas muy opacas para los trabajadores y el medio ambiente. Sostienen además que viola normas soberanas de países miembro e incluso limita el acceso a medicamentos.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ferviente defensor del tratado, admitió a fines de 2016 que sin Estados Unidos el TPP “no tendría sentido”.

Con AFP