China, Rusia, Japón, Corea del sur y Francia condenaron rápidamente esta nueva violación de las múltiples resoluciones de la ONU que exigen el fin de los programas nuclear y balístico norcoreanos. Rusia, además, hizo un llamado a la calma. El presidente surcoreano, Moon Jae-In, solicitó “el castigo más fuerte” contra Pyongyang, incluyendo sanciones de la ONU.

Las agencias geológicas extranjeras habían detectado un temblor sísmico de magnitud 6,3 cerca del principal sitio norcoreano de ensayos nucleares, en Punggye-Ri (noreste).

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Tokio confirmó poco después que se trataba de un ensayo nuclear. Horas más tarde, una presentadora de la televisión pública norcoreana declaró: “el ensayo de la bomba de hidrógeno fue un éxito perfecto”.

Los analistas extranjeros habían expresado sus dudas acerca de la capacidad de Pyongyang para fabricar una bomba de hidrógeno y miniaturizarla lo suficiente como para poder instalarla en un misil.

El régimen norcoreano amenazó hace poco con disparar una salva de misiles de advertencia hacia la isla de Guam, un territorio estadounidense en el océano Pacífico, y lanzó la semana pasada un misil de rango medio que se estrelló en el Pacífico tras haber sobrevolado Japón.

El presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió que enviaría una lluvia de “fuego e ira” contra Corea del Norte si Pyongyang continuaba amenazando a Estados Unidos y a sus aliados.

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