La nota del Post dice que es mucho más amable, de cara a los posibles electores, escoger el nombre de, por ejemplo, ‘Senador Rodrigo Londoño’ en lugar de ‘Senador Timoleón ‘Timochenko’ Jiménez’, pero que ese cambio tiene sus más y sus menos.

Para empezar, todos los guerrilleros tienen los nombres cambiados por motivos de seguridad, dicen ellos, y para muchos de los excombatientes volver a sus nombres de pila después de muchos años sería como volver a cambiar de personalidad, o empezar de nuevo, como quiera verse.

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Incluso, para la extranjera más ‘popular’ de ese grupo, la holandesa Tanja Nijmeijer, debe ser un poco difícil dejar de llamarse Alexandra Nariño luego de 14 años de estar usándolo.

“Supongo que dependerá de cada individuo decidir (sobre su nombre)”, dice Lucas Carvajal, guerrillero anfitrión de los diálogos de paz en La Habana, quien mantiene su nombre de pila en secreto, ‘por seguridad’.

Muchos colombianos, y sobre todo los periodistas que deben referirse al tema, se preguntan en qué momento se les dejará de decir ‘guerrilleros’.

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