Rodeado de popes e íconos religiosos, Putin se sumergió con el torso desnudo en la helada agua del lago Seliguer, al noroeste de Moscú.

Numerosos rusos hicieron lo mismo, bañándose con temperaturas de hasta -40°C en el Extremo Oriente ruso, según las autoridades, que no dieron sin embargo el número de participantes.

En 2017, más de dos millones de rusos participaron en esta fiesta religiosa que se celebra cada año en la noche del 18 de enero.

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Pero en Norilsk, en el Gran Norte, el termómetro cayó a -50°C, con nieve y viento, y las autoridades prefirieron anular el ritual y desaconsejaron los baños por “medida de seguridad”, según la agencia de prensa RIA Novosti.

En Ucrania y Bielorrusia, países mayoritariamente ortodoxos, la Epifanía se celebró de forma similar con numerosos participantes, según la prensa local.

Según la tradición ortodoxa, hay que sumergirse tres veces en el agua, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

AFP

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