Las nuevas reglas amplían a otros medios la prohibición ya existente de los anuncios televisivos de “comidas o bebidas con alto contenido de grasa, sal o azúcar”, o HFSS, como se les conoce por su acrónimo en inglés.

La Comisión de Prácticas Publicitarias (CAP) justifica la medida citando un informe que revela que los niños británicos de entre 5 y 15 años ya pasan más tiempo en Internet que viendo la televisión.

El coordinador de la organización Campaña para la Alimentación Infantil (Children’s Food Campaign), Malcolm Clark, se congratuló por la decisión: “El CAP ha escuchado finalmente las voces de padres y profesionales sanitarios, tras años resistiendo imponer medidas más duras”, dijo.

Al mismo tiempo, Clark y otros activistas abogaron por ir más lejos y extender las medidas, citando como ejemplo la publicidad en programas teóricamente para adultos, como los concursos de talento televisivos que se emiten por la noche, pero que son muy populares entre los niños.

Además, las autoridades británicas planean gravar los refrescos con un impuesto especial, pese a la oposición de los fabricantes.

El Reino Unido tiene unas de las peores cifras de obesidad de Europa. Según los últimos datos, solamente en el caso de Inglaterra el 31,2% de los niños entre 2 y 15 años tienen sobrepeso o son obesos.