El gobierno ecuatoriano no ha dado a conocer sus nombres, pero asegura que fueron secuestrados en la parroquia de Mataje, la misma en la que la semana pasada murieron tres soldados ecuatorianos en un atentado de supuestos narcotraficantes.

Otros ataques en esa misma provincia han dejado 32 uniformados y civiles heridos. Entre tanto, el diario de Quito se limitó a divulgar la versión oficial en su portada del martes.

“El Gobierno ha activado todos los protocolos de seguridad y de investigación, a fin de precautelar la integridad de los ciudadanos”, informó el Ejecutivo en un comunicado difundido esta madrugada.

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La situación en la frontera con Colombia se ha deteriorado en los últimos tres meses con una cadena de ataque a fuerzas ecuatorianas en la provincia de Esmeraldas por parte de grupos armados vinculados con la delincuencia y el narcotráfico.

En esa misma localidad de Mataje, un camión cisterna que abastece de agua a unidades militares en la zona “sufrió una agresión” en el parabrisas el lunes, sin causar víctimas, de acuerdo con el comando conjunto de las Fuerzas Armadas.

La fuerza pública ecuatoriana afronta desde hace dos meses una inusual ofensiva en Esmeraldas a manos presuntamente de disidentes de las FARC que están al servicio de cárteles del narcotráfico, según autoridades.

Tras la agresión de hace una semana, los presidentes de Ecuador, Lenín Moreno, y de Colombia, Juan Manuel Santos, acordaron estrechar la colaboración de sus Fuerzas Armadas -sin referirse a operaciones militares combinadas- para luchar contra el “crimen transnacional”, y reforzar la cooperación.

Moreno atribuye los ataques a una represalia por parte de los grupos que se apartaron del proceso de paz en Colombia -que según inteligencia militar de ese país cuentan con unos 1.200 combatientes- y que están implicados en el narcotráfico y en la minería ilegal.

Con EFE y AFP.