La dimisión, admitida este viernes por Trump, se produce unos días después de que el periódico The New York Times publicara que Manafort recibió durante un periodo de seis años casi 13 millones de dólares procedentes de un partido prorruso en Ucrania.

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The New York Times publicó que esos pagos a Manafort, entre 2007 y 2012, aparecen en unos libros de contabilidad secretos del Partido de las Regiones del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (a quien patrocinaba el presidente ruso Vladimir Putin) que están siendo investigados por la Oficina Anticorrupción en Kiev.

Dos días más tarde, Trump reestructuró el equipo y puso al frente de su campaña a Stephen Bannon, directivo de un medio conservador conocido por defender su estilo provocador, y a Kellyanne Conway, hasta ese momento asesora y analista de encuestas de la candidatura.

Manafort mantuvo, en el papel, su posición como principal estratega de la campaña, pero la movida fue ampliamente vista como un despido indirecto.

Esto no sorprendería, dado que Manafort había sido contratado en marzo con la esperanza de apaciguar un poco al magnate para convertirlo en un candidato más asequible y en mayo, semanas antes de la salida del enc asumió como estratega

Sin embargo, las polémicas, como los choques con los padres de un capitán musulmán muerto en Irak, hundieron un poco más al candidato en los sondeos, en los que Clinton parece superarlo por entre 4 y 6 puntos porcentuales.

Esta renuncia sigue a la salida de Corey Lewandowski, quien si bien ejerció un cargo diferente al de Manafort, en términos prácticos estuvo al frente de la campaña hasta que fue despedido en junio luego de ser acusado de maltratar a una periodista, y en general, manejar pésimas relaciones con la prensa.

De acuerdo con el New York Times, Trump había seguido buscando el consejo de Lewandowski luego de su despido, dado que este se identificaba con el magnate en sus “instintos más agresivos”, y juntos habían tenido un nivel de química que no pudo tener con Manafort.

Ahora, Trump busca modificar su estrategia de campaña para repuntar en las encuestas, por una parte con el remesón en su equipo y por otra tomando decisiones más cercanas a un candidato tradicional, como lanzar su primera propaganda en televisión, y declararse públicamente arrepentido por las palabras hirientes que ha pronunciado en ocasiones.

“Me ha pasado y, créanlo o no, lo lamento”, dijo, levantando aplausos entre la multitud en Charlotte, Carolina del Norte. “Realmente lo lamento, y en especial cuando he causado dolor a las personas”, añadió el candidato, al asegurar a sus seguidores que “siempre les diré la verdad”.

con EFE y AFP

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