Con un puro

Es bien recordada la afición que tuvo Castro por los tabacos durante varios años. La CIA, supuestamente, habría intentado instalar un dispositivo explosivo en uno de los cigarros del comandante, en el marco de la visita que el líder cubano hizo a Nueva York, a las Naciones Unidas, en 1960.

Con una amante asesina

Uno de los casos más recordados involucró a Marita Lorenz, una amante alemana de Castro en los años 60, a quien la CIA encomendó la tarea de asesinar al líder cubano después de haberse ganado su entera confianza. Pudo haberlo envenenado, pero se arrepintió a última hora, informa RT.

En el mar, mientras buceaba

Otra de las aficiones de Fidel fue el buceo. A sabiendas de eso, la CIA (otra vez) trató de usar un traje con una sustancia venenosa y hasta instalar una bomba en una caracola en una de las playas en las que Castro solía pasar su tiempo libre, informa El Universal. Tampoco se ejecutó el plan.

Con cianuro

A un mesero del Hotel Habana Libre la CIA le encargó echar una cápsula del poderoso veneno en el batido que Castro solía tomar allí. Sin embargo, la pastilla se pegó al hielo del congelador donde estaba. Por supuesto, no pudo ser utilizada.

Con explosiones

Luis Posada Carriles, primero activista opositor a la Revolución cubana y después agente de la CIA, llevó al extremo los intentos por matar a Fidel, al punto de detonar una bomba en un hotel de La Habana, en 1997, en el que murió un turista italiano, y también de hacer explotar una avión, en 1976, en el que murieron 73 personas.

En 2006, History Chanel presentó un documental llamado ‘638 formas de matar a Castro’, en el que da detalles de varios de los planes que hubo a lo largo de las décadas para acabar con Fidel.

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