Son conocidas como las baterías de Bagdad, porque fueron encontradas entre Irak e Irán, y hoy en día hay mucha especulación sobre la utilidad que le daban los antiguos a estos aparatos, publica BBC.

Wilhelm Konig fue el arqueólogo que en 1938 desenterró un jarrón de arcilla, que contenía un cilindro de cobre con una barra de hierro adentro. Él fue el primero que propuso la hipótesis de que lo que había encontrado eran pilas eléctricas, señala el portal británico.

Alcanzó a descubrir que estos artefactos alcanzan a generar corriente eléctrica, pero su descubrimiento pasó al olvido por culpa de la II Guerra Mundial.

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Esta batería se compone de tres partes:

  1. Un recipiente de arcilla color amarillo claro (14 centímetros).
  2. Un cilindro hecho de una hoja de cobre enrollada, fijado con asfalto a la boca del cuello del recipiente.
  3. Una vara de hierro dentro del cilindro.
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Las primeras pruebas revelaron que un agente ácido, como vinagre o vino, estaba dentro del recipiente.

Sin duda, estas baterías conectadas en serie, teóricamente, podrían producir una tensión mayor; sin embargo nunca se encontraron indicios de cables para pensar que se usaban de esta manera, indica este medio.

Teorías sobre su uso

  • Como efecto analgésico al ponerlo en la planta de los pies para que la corriente ayudara contra los dolores fuertes.
  • En la fabricación de joyas, por ejemplo, una capa de oro o plata se aplica a menudo para realzar su belleza en un proceso llamado dorado.
  • Era un contenedor que gracias a la corriente, mantenía secretos a salvo.
  • Se utilizaba en rituales mágicos.

El Dr. Paul Craddock, un experto en la metalurgia del antiguo Medio Oriente del Museo Británico concluyó a la BBC:

Hasta donde sabemos, nadie ha encontrado nada parecido. Son únicas; son uno de los enigmas de la vida”.

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