Todo comenzó como un proyecto escolar en el que los niños debían escoger un gesto de generosidad hacia los demás. Garret, que aprendió de su abuela a tejer, decidió hacer, inicialmente, 15 gorros para llevarlos al Hospital de Niños de Colorado, de EE. UU., informa 9 News.

Sin embargo, con ayuda de su mamá y su abuela, el proyecto pronto aumentó a 50 gorros.

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“Él sentía que era algo que era algo que podía darles a los niños que están pasando por la quimioterapia para hacerles saber que alguien se preocupa por ellos”, dijo la madre de Garret al Huffington Post.

Por su parte, la directora de la Asosiación de Voluntarios del hospital, Kathleen McBride, dijo que el regalo había significado mucho para los pacientes, al provenir de una persona tan joven.

“Es muy poderoso que las personas jóvenes den tan generosamente de sí mismos para el beneficio de sus pares”, añadió.

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