Laurie Goodstein dice en su columna que el tema sigue candente a pesar de que las primeras denuncias contra curas pederastas se hicieron hace 3 décadas, cuando se puso en evidencia a un sacerdote con un récord de abuso serial en el estado de Luisiana, dice el ‘Times’.

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La razón tiene que ver, según Goodstein, con que no es fácil para las víctimas dar a conocer sus casos, y a veces los abusos se callan para siempre. Lo que sí sucede cada vez con mayor frecuencia es que cuando una víctima denuncia, muchas otras siguen su ejemplo.

La autora hace una comparación entre estos abusos y la guerra. “Por ejemplo, los veteranos de Vietnam: así la Guerra haya terminado, digerir la experiencia toma más años. Mucho después de haberse terminado el conflicto, la gente seguía escribiendo memorias y haciendo películas, es decir, procesando lo que había sucedido”, escribe la mujer.

Estos abusos, concluye, de una u otra forma rigen el destino de una víctima, ya sea que esta salga adelante por su misma fortaleza o gracias al apoyo de su familia; como también puede suceder que la vida de esa persona quede completamente destruida y jamás se vuelva a poner en pie.

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