Un artículo del Star Tribune, que reseñan también otros medios, comienza con la historia de una mujer que va caminando por una acera en las calles de París cuando pisa algo blando y se oye un chillido, como si hubiera pisado un juguete, pero no, lo que pisó fue una rata que, descarada, paseaba a plena luz del día.

Las autoridades de París están preocupadas por el aumento en la población de roedores, lo cual atribuyen a la comida para palomas que muchos de los turistas dejan en el piso, y a un indigente que todos los días riega grandes cantidades de pan viejo que recoge de los restaurantes, destaca Express.

Anteriormente, el control era relativamente sencillo, pues los ‘desratizadores’ iban a las madrigueras, las llenaban con comida envenenada y sellaban la puerta, pero esa práctica no se puede hacer más, por disposición de las autoridades europeas, que limitan el uso de venenos, destaca UPI.

Por eso, ahora utilizan cajas negras con veneno por dentro que se ubican entre los arbustos, pero las ratas aprendieron a no caer en tales trampas, dice la BBC, y agrega que las autoridades se han visto obligadas a cerrar parques enteros, incluido en el que se encuentra la torre Eiffel, para limpiarlos de ratas.

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