El pontífice estuvo acompañado, como en todo momento en este viaje a Armenia, por el patriarca supremo Karekin II, máximo representante de la Iglesia apostólica, la oficial en este país caucásico y escindida de Roma desde hace más de 1.500 años.

Ambos rezaron en silencio ante el Icono de las Siete Plagas, una imagen mariana considerada milagrosa que da nombre a la catedral.

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La catedral apostólica fue el único templo que permaneció abierto para los fieles durante el periodo soviético en Armenia y, por entonces, el altar principal era empleado para el rito apostólico mientras que en el ábside norte se congregaban los católicos y en el sur, los ortodoxos rusos.

El edificio, inicialmente de madera y reconstruido en piedra en el siglo XIX, sufrió graves daños durante el terremoto que sacudió esta zona en 1988 y ha sido reparado gracias a las aportaciones de miembros de la diáspora en Argentina.

Tras bendecir el templo apostólico, Francisco y Karekin II cruzaron la plaza Vartanans, que esta mañana acogió la misa, y accedieron a la catedral católica, que fue bendecida a su vez por el patriarca.

La visita de Francisco a esta ciudad septentrional de Armenia ha servido para entrar en contacto con la comunidad católica, una minoría religiosa en el país, donde representa aproximadamente un 9,6 % de sus 3 millones de habitantes.

Tras este acto, el papa regresará en avión a la capital armenia, Ereván, para presidir junto a Karekin II un encuentro ecuménico de oración por la paz que se espera que sea el más importante en cuanto a participación de esta visita.

EFE

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