En un encuentro con obispos que asisten a un curso en el Tribunal de la Rota romana en Roma, el papa afirmó: “La Iglesia del Verbo Encarnado se ‘encarna’ en los asuntos tristes y en los sufrimientos de la gente, se inclina ante los pobres y quienes están lejos de la comunidad eclesial o se consideran fuera de la misma a causa de su fracaso conyugal”.

Sin embargo, señaló:

“Estas personas son y continúan incorporadas en Cristo en virtud de su bautismo y concierne a los pastores la importante responsabilidad de no considerarlas jamás extrañas al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”.

“Estamos llamados a no excluirlos de nuestra ansia pastoral, sino a dedicarnos a ellos y a su situación irregular y su sufrimiento con toda premura y caridad”, defendió.


El Papa ya abordó esta cuestión en su exhortación tras el Sínodo de Obispos para la Familia, en la que apoyó el acompañamiento a los sacramentos, discerniendo caso por caso, en las situaciones familiares irregulares, como los divorciados vueltos a casar.

Francisco visitó a los obispos que asisten a un curso en la Rota Romana sobre este nuevo proceso matrimonial y les instó a “eliminar con decisión cada impedimento de carácter mundano que dificulte a numerosos fieles el acceso a los tribunales eclesiásticos”.

“Cuestiones de tipo económico y organizativo no pueden constituir un obstáculo para la verificación canónica sobre la validez de un matrimonio”, subrayó.

De EFE