Jorge Bergoglio firmó el miércoles el decreto para Albino Luciani, que se convierte de forma oficial en “venerable” y podrá ser beatificado si la Iglesia reconoce un milagro obtenido mediante su intervención.

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Juan Pablo I, conocido como “el papa bueno” o “el papa de la sonrisa”, fue el último pontífice italiano y uno de los más efímeros: elegido en agosto de 1978, falleció 33 días más tarde tras sufrir un infarto a los 65 años.

Durante este breve periodo, llevó a la Santa Sede un estilo más directo, pero su simplicidad no gustó a la Curia, el gobierno del Vaticano.

Con AFP