Numerosos padres de alumnos locales protestaron, mencionando posibles riesgos para la salud de sus hijos a causa de eventuales enfermedades contraídas por los dos migrantes en su país o durante su periplo hacia Italia, informó el diario La Stampa.

A pesar de que se presentaron certificados médicos atestando la buena salud de dos niños, varias familias amenazaron con sacar a sus hijos de la escuela y dos de ellas lo hicieron.

El establecimiento, dirigido por unas monjas en Cagliari, Cerdeña, decidió entonces, “por precaución”, reservar unos baños para el uso exclusivo de dos jóvenes refugiados.

“Sus compañeros fueron poco sociables. Durante el recreo, estaban aislados, y no únicamente porque todavía no hablan italiano”, dijo a La Stampa una de las dos abogadas encargadas de la tutela de los niños.

La actitud de los otros niños es, evidentemente, el reflejo de lo que oyen por boca de sus padres”, denunció.

Al final, la escuela dio marcha atrás. “Estos niños ya han visto con sus propios ojos los horrores de la guerra. Debemos dejarlos vivir en paz, deben sentir que son bienvenidos en nuestro país”, declaró una de las religiosas a la prensa.

Ante el insistente reclamo de los padres de otros alumnos, los dos pequeños migrantes fueron obligados durante un tiempo a utilizar baños separados en la escuela católica, informaron el sábado medios italianos.

AFP

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